lunes, 31 de julio de 2017

ES CORRECTO CRITICAR AL PAPA........................................

¿ES CORRECTO CRITICAR AL PAPA?

No hay duda de que los católicos en este momento estamos en un nada envidiable desorden, un desorden causado provocado directamente por la persona que ha sido elegida para guiarnos y para hablar con claridad sobre la Fe que fue depositada por Cristo y sus Apóstoles.
Pero dadas las doctrinas de Primado e infalibilidad papales, pregunto, ¿podemos criticar al Santo Padre? Tal vez Steve Skojek habrá respondido a esta pregunta de manera más elocuente y más amplia en Mayo de 2015 después de que el Papa Francisco hiciera el muy cuestionable nombramiento de Timothy Radcliffe al Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.
Por supuesto las cosas han empeorado mucho desde entonces, pero sus palabras son tan vigentes, especialmente aquellas de: “Tener miedo de decir la verdad en tiempos como éstos, es algo muy peligroso de hecho”.
Me parece una reacción católica muy común el ignorar los problemas; especialmente problemas como éste. ¿Tal vez creemos que Dios habrá de encargarse de ello? ¿O esto para admitir que hay problemas que de alguna manera dañan a la Iglesia? Personalmente no creo que sea una actitud saludable o alguna manera de solucionar problemas. Debemos confrontar problemas como éste, ¡especialmente problemas así de importantes!
Respecto a nuestro actual predicamento, debemos recordar que hay Cardenales que están clarificando la enseñanza de la Iglesia, mientras que otros deliberadamente intentan opacar la enseñanza establecida. Con relación a este asunto, el Cardenal Müller lo ha puesto claro, nadie, ni siquiera un papa, puede cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre el Matrimonio. Y el Arzobispo Chaput ha dicho que el Papa Francisco no puede contradecir a Juan Pablo II sobre la Comunión.
¿Por qué estarán diciendo esto si no existe un problema serio? Tenemos que elegir si aceptemos la dirección que el Papa parece estar impulsando deliberadamente. Una dirección que contradice la enseñanza establecida de la Iglesia sobre el Matrimonio, una moral imperativa dada por Cristo mismo y por la consistente enseñanza de la teología moral sobre el relativismo, definitivamente establecida en Veritatis Splendor.
El Canon 212 sec. 3 establece:
Los laicos “tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas.”
También tenemos un precedente en la Escritura:
“Pero cuando Cefas [Pedro] fue a Antioquía, en su misma cara le resistí, porque se había hecho reprensible”.
Cada día crece el clamor, en días pasados, el Times de Londres reportaba que incluso los cardenales que votaron a favor de Francisco ahora quieren que renuncie:
“Una buena parte de la mayoría que votó por Bergoglio en 2013 han llegado a lamentar su decisión”, dijo un experto sobre temas del Vaticano, “sin emba go no creo que sea loable el que miembros de la jerarquía presionen al Papa para que renuncie. Aquellos que lo conocen saben que sería inútil. [Él] tiene una vena muy autoritaria. Él no renunciará hasta que haya completado sus reformas revolucionarias, las cuales están causando un enorme daño.

The Tablet, la terriblemente liberal, seudo intelectual y progresista revista en el Reino Unido sugiere:
El Papa Francisco ha hecho de la misericordia el tema primordial de su papado pero está cayendo bajo fuego por incluir a sacerdotes abusadores en su propia visión de Iglesia que ofrece perdón a todos los pecadores. Y deja al Papa expuesto a acusaciones de que es suave con los abusos o, como argumentan los sobrevivientes, el Papa simplemente “no entiende” el problema. Sus críticos dicen que en lo que se refiere a crímenes en contra de menores, la justicia debe ser la prioridad, más que la misericordia. La percepción de que Francisco no está encima del problema de los abusos se ha visto reforzada por una historia reciente reportada por Nicole Winfield de Associate Press, quien reporta que Francisco ha ignorado el consejo del departamento Vaticanohaciendo un llamado a que los sacerdotes abusadores fueran apartados del sacerdocio.

Más que apartar del sacerdocio – o reducir al estado laical – a los sacerdotes, el Papa los ha sentenciado a un período de oración y penitencia removiéndolos de su ministerio público, algo que grupos de víctimas, así como algunos de sus consejeros, creen que es demasiado laxo como castigo.
Y en The Catholic Herald, el padre Alexander Lucie-Smith comenta que:
La comisión del Papa ha fracasado en resolver. La renuncia de Marie Collins es precisamente el más reciente ejemplo.
portada Muller y Francisco

Esto realmente no tiene precedentes en toda la historia, tal como ha dicho anteriormente Phil Lawler:
Por más de 20 años hasta hoy, escribiendo diariamente sobre noticias del Vaticano, he tratado de ser honesto en mi evaluación sobre declaraciones y acciones papales. Algunas veces critiqué a San Juan Pablo II y al papa Benedicto XVI, cuando creí que sus acciones fueron imprudentes. Pero nunca pasó por mi cabeza que cualquiera de estos Papas supusieran algún peligro a la integridad de la Fe Católica. Mirando muy atrás en el pasado a través de la historia de la Iglesia, me doy cuenta de que ha habido malos Papas; hombres cuyas acciones personales fueron motivadas por avaricia, celos y un insano deseo por el poder y una total lujuria. Pero ¿acaso alguna vez existió algún Romano Pontífice que mostrara tal desdén por aquello que la Iglesia siempre enseñó y creyó y practicó – sobre temas tan claros como la naturaleza del matrimonio y sobre la Eucaristía?

Phil concluye su escrito:
Pero si estoy en lo correcto, y el actual liderazgo del Papa se ha vuelto un peligro para la fe, entonces otros católicos, y en especial los ordenados, líderes de la Iglesia, deben decidir cómo reaccionar. Y si estoy en lo correcto – como seguramente estoy – aquella confusión sobre las enseñanzas fundamentales de la Iglesia ya se ha esparcido a todo lo ancho, así que los obispos, como maestros primarios de la fe, no pueden ignorar su deber de intervenir.

Pero tal vez el artículo más importante que he leído esta semana fue escrito por Pete Baklinski, publicado en Lifesite News. Pete Baklinski pone juntas todas las piezas del rompecabezas que hemos escuchado en lugares por separado en relación a la estrategia empleada para elegir a Jorge Begoglio como el Papa Francisco I, y provee un resumen de ‘logros’ de su papado:
La unidad de la Iglesia en su sumisión a Cristo como cabeza, en su integridad doctrinal, y en su confesión de una fe se ha visto opacada y socavada de varias maneras bajo el pontificado de Francisco:
Ha hecho un llamado a una  Iglesia “descentralizada”, y ha permitido que grupos de obispos independientes decidan qué es lo moral y correcto para sus propias iglesias “regionales”. En este sentido, está permitido que los adúlteros reciban la Santa Comunión en Alemania mientras que a lo largo de la frontera con Polonia sigue siendo pecado mortal.

Sus discursos ambiguos y especialmente sus escritos papales han puesto a cardenal contra cardenal, obispo contra obispo, y feligrés contra feligrés. Se ha negado a responder a los líderes de la Iglesia que ruegan por claridad sobre puntos de controversia. Ha permitido que la doctrina católica se vea minimizada en nombre del “dialogo” religioso con otras denominaciones cristianas con un historial de hostilidad hacia la doctrina católica sobre el Matrimonio, la Eucaristía y el papado. Bajo su liderazgo, el Vaticano ha incluso aclamado a Lutero, fundador del protestantismo, como un “testigo del Evangelio”.

La santidad y sacralidad verdaderas de la Iglesia como esposa de Cristo ha sido opacada y socavada de varias maneras bajo el pontificado de Francisco: Sus escritos han sido usados por aquellos más cercanos a él parapromover perniciosas prácticas como el adulterio y la fornicación, como opciones morales legítimas.

Sus escritos también han sido usados para defender la práctica sacrílega de dar la Santa Comunión a aquellos que viven en pecado mortal (aquí, aquí, aquí, y aquí). Obispos y cardenales han defendido esta práctica sacrílega basada en los propios argumentos del Papa en Amoris Laetita que enfatiza el “cuidado pastoral” y la “misericordia” en detrimento de la doctrina y la verdad. El Papa ha denunciado a las órdenes “restauracionistas” estallando contra los jóvenes, y ha destruído una orden tradicional. Se ha resistido a la misa tradicional en latín y ha llamado “rígidos” a los jóvenes que la aman. El papa ha acusado de “cobardía” a los cristianos que celosamente guardan los Diez Mandamientos.

Ha utilizado consistentemente un lenguaje grosero y degradante para criticar y vilipendiar a aquellos con los que no está de acuerdo (aquí, aquí, y aquí). Ha permitido que la Basílica de San Pedro, un templo sagrado de la Iglesia, sea profanado con un espectáculo de iluminación ocultista sobre su fachada. Ha permitido actuaciones de grupos de danza sexualmente provocativos en la escalinata de la Basílica de San Pedro.

Ha permitido la profanación de la Capilla Sixtina alquilándola a la empresa de autos Porsche para un evento corporativo y ha permitido que ésta misma sea utilizada como un escenario para el guitarrista de U2, ‘The Edge.’

La catolicidad, o misión universal de la Iglesia, de trabajar incesantemente por la salvación de las almas se ha visto opacado y socavada de varias maneras bajo el pontificado de Francisco: ha orientado la misión de la Iglesia hacia objetivos mundiales tales como el combate al cambio climático y el reordenamiento del sistema económico mundial. Ha hecho un llamado a los católicos para tener una “conversión ecológica” y arrepentirse de “pecados” contra el medio ambiente.

Ha permitido que los enemigos jurados de la Iglesia ejerzan abiertamente su influencia sobre sus políticas y programas (aquíaquí, y aquí). La apostolicidad de la Iglesia, en donde el depósito de la fe se transmite auténticamente desde los apóstoles a través de sus sucesores los obispos y cardenales, ha sido opacada y socavada de varias maneras bajo el pontificado de Francisco: el papa ha  elevado a obispos y a cardenalesabiertamente heréticos y que no sostienen la fe inmutable como transmitida desde los Apóstoles a través de los siglos. Ha degradado y silenciado las voces de altos rangos de la ortodoxia en la Iglesia. Ha creado un entorno que permite que obispos, cardenales y prominentes líderes de la Iglesia se aparten de la perenne enseñanza de la Iglesia y absolutos morales.

Es tiempo de dejar de pretender que todo está bien y elegir de qué lado se está. Modernismo, Relativismo, y la destrucción de la Iglesia de Cristo, o del lado de Cristo. Es ahora cuando necesitamos que todos nuestros sacerdotes, obispos y cardenales se levanten por Cristo y confirmen la enseñanza de la Iglesia. Si nuestros obispos se levantaran por lo que enseña nuestra Iglesia, no habría crisis.

EL INFIERNO DEL QUE NO HABLAS.....................................

‘EL INFIERNO DEL QUE NO HABLAS’. Ten mucho cuidado a quien escuchas.



Cada uno de los temas que circulan en la Iglesia en este momento -la controversia Amoris Laetitia, la Sagrada Comunión a los divorciados y civilmente vueltos a casar, la homosexualidad en el clero, el abuso de la enseñanza social de la Iglesia por los liberales políticos, el casi silencio sobre el aborto, la oscuridad en la enseñanza de la anticoncepción, la catequesis horrible, el parloteo sobre el ecumenismo, la constante charla sobre la “evangelización” – cada uno de estos temas y su efecto que se propaga en todas las esferas de la sociedad como la política, las noticias, la tecnología, la censura en los medios sociales, todo gira en torno a un solo tema del que nunca se habla: El Infierno.
Es más que sorprendente que cuando consideramos junto a Su propia Divinidad, Nuestro Señor no habló de nada con más frecuencia que del Infierno, que prácticamente ningún Católico nunca habla de ello. Incluso aquellos católicos que constituyen las clases que parlotean -los intelectuales del corredor de la Costa Este que van a los cócteles organizados por los obispos, que escriben largos libros sobre este Papa o aquello – todos ellos se cruzan de brazos muy por encima de la batalla del combate espiritual donde las almas perecen cada día por decenas de miles.
Considera que cada día alrededor del mundo aproximadamente 150.000 seres humanos son llevados ante el tribunal de Dios y la gran mayoría son condenados. Casi todos los santos lo han dicho. Cada aparición que ha tocado el tema lo ha demostrado. Nunca se encuentra una aparición que revele que la totalidad o la mayor parte de la humanidad se salve. Nunca se encuentran los escritos de un santo, un místico, un padre, un doctor o un evangelista que diga que la mayoría o todos son salvos. Es todo lo contrario. Prácticamente todos ellos dicen exactamente lo contrario. De hecho, muchos de ellos estaban asustados por su propio destino eterno.
Si la misión principal de la Iglesia es trabajar por la salvación de las almas, es singularmente extraño y profundamente preocupante que casi nadie en la Iglesia hable de ello. El tema nunca es abordado por nadie en ninguna parte. Cuando estuve en la Sala de Prensa Vaticana después de una de las sesiones del Sínodo sobre la Familia de 2014, tuve un breve encuentro con el P. Thomas Rosica, quien me preguntó sobre parejas en “uniones irregulares”. Me preguntó si pensaba que había algo digno de elogio en sus relaciones.
Le respondí de inmediato: “No padre, no si van al infierno”.
Se quedó estupefacto y me dijo sin aliento: “Michael, la Iglesia no enseña eso”.

Bueno, si la Iglesia no enseña eso, ¿exactamente de qué hablaba el Hijo de Dios cuando dijo que la mayoría de la gente sigue el ancho camino a la condenación y sólo unos pocos encuentran la puerta estrecha al Cielo y entran en ella? El problema es que la Iglesia sí enseña esto, pero los que están a cargo ​​de decirte la verdad sobre lo que la Iglesia enseña te mienten. Que Dios los ayude cuando sean traídos a ese tribunal divino. Tal como han vivido, así morirán.
La negativa a siquiera a respirar una sílaba sobre el Infierno cuando eso es exactamente de lo que trata el mensaje de la Iglesia, Cielo o Infierno, te dice hasta qué punto la Iglesia ha caído en su fidelidad a Nuestro Salvador. Si un religioso se niega a hablar del Infierno, lo niega o lo minimiza, eso es una señal segura de que algo está mal con él espiritualmente. Ha traicionado su misión o está mal formado o se preocupa más por la alabanza de los hombres que de agradar a Dios – Escoje. Pero él está poniendo en peligro su alma, ciertamente, y la tuya también.
Ten mucho cuidado, mucho cuidado con el clero católico ordenado que no habla del Infierno. Están en el camino hacia el infierno y no tienen ninguna preocupación por su alma. Sus eternidades serán horripilantes.

BUSCO Y BUSCO A DIOS Y NO LO ENCUENTRO

Busco y busco a Dios y no le encuentro… 




Nos ama tanto que se queda en la puerta esperando a ser recibido por nosotros

Es una de las afirmaciones que más escucho, no encuentro a Dios… Y yo pienso: ¿encontrar a Dios? ¿Pues desde cuándo es que Dios está perdido? Digo, para encontrar algo o a alguien es que antes tuvieron que haberse perdido…
De verdad me llena de ternura escucharlos porque la única verdad es que Dios jamás ha estado perdido y somos nosotros los que no nos hemos dejado encontrar. Él sale a nuestro encuentro diariamente, pero como vivimos tan de prisa y metidos en nuestro propio yo, no nos damos cuenta cuando le vemos, no le reconocemos.
Cuando elegimos vivir una vida desordenada se nos hará aún más difícil sentir su presencia porque nuestra alma está llena de suciedad, opaca. A un alma en ese estado yo la comparo a un ojo con cataratas que si bien sí alcanza a distinguir algún reflejo leve de luz, no logra percibirlo en su totalidad.
Mira, la realidad es una, solo piensa de qué estás formado: eres una unidad perfecta de cuerpo, mente y espíritu creado por amor y para el amor.
El cuerpo se alimenta de comestibles porque es lo que le corresponde. La mente de conocimientos. Es decir, a cada parte de mí la debo nutrir de lo que le va, de lo que le corresponde. Así mismo hay que hacer con el alma.
Para que de verdad sientas la presencia de Dios en ti, debes darle el alimento que le corresponde siendo uno de los más importante una vida de virtudes, sacramentos y oración.
Así es, en la medida en que tú sueltes apegos humanos, vicios, rencores, una vida de excesos en general, abrirás más espacio en tu alma para que Él habite en ella y, por lo tanto, le sientas vivo dentro de ti.
No me cansaré de repetir que la vida sobrenatural de Dios nunca habitará en el alma de quien no le recibe y tú y yo elegimos no recibirle cuando le desobedecemos. Ojo, eso no quiere decir que nos vaya a dejar de amar o de proteger. Él es un caballero que no entrará en la casa que no sea invitado. Sin embargo, nos ama tanto que se queda en la puerta esperando a ser recibido por nosotros.
Las personas siempre tendremos esa necesidad de estar en armonía y en paz con Dios, con nosotros mismos y con el mundo entero. Nos amó tanto que vino a este mundo para dejarnos más que claro cómo podemos encontrarle y la vía segura y correcta para llegar a Él.
Es más, Él dijo de sí mismo: “…Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie puede llegar hasta el Padre si no es por mí…”. (Jn 14, 6) ¿Qué quiere decir con esto?
Que podrás buscarle en otros lugares y por otros medios; podrás estudiar y ser el más “picudo” en miles de filosofías de vida y autorrealización; podrás recitar todos los mejores mantras que existan y practicar a diario otras tantas espiritualidades modernas y hasta caer en el engaño de que le encuentras en alguna de ellas. Ninguno de esto es el verdadero camino para llegar a Él… Y conste que no lo digo yo…
Hay otro pasaje de la vida de Jesús que me encanta y es cuando se les pierde a sus padres y le encuentran en el templo. El templo, nuestro lugar por excelencia de oración, es donde podemos encontrar a Dios. Luego pues, ¿qué significa cuando se dice que nuestro cuerpo es templo vivo del Espíritu Santo?
Pues la respuesta está en la misma pregunta. Nosotros mismos -viviendo en un estado de Gracia y en obediencia- somos templos de Dios lo que quiere decir que Él habita dentro de cada uno de sus hijos fieles y sumisos. Y por lo tanto, somos instrumentos -sus pies y manos- para que otros puedan llegar a Él.
Es muy importante no caer en el engaño de que a Dios siempre hay que “sentirlo” y que, si no lo sentimos, entonces no está. ¡Es mentira! No nos dejemos llevar solo por nuestra parte sensible y nuestro sentimentalismo. A Dios muchas veces no se le siente.
Se sabe de muchos santos – san Juan de la Cruz, san Francisco de Asís, santa Teresa de Calcuta, san Alfonso María de Ligorio, etc. que pasaron tiempo viviendo en aridez espiritual, por noches oscuras en el alma y no por eso negaron la presencia de Dios, al contrario, incrementaron su vida de oración porque reconocieron el desierto por el que transitaban.
Sufrieron hasta de tentaciones del enemigo, pero su fe y certeza en Dios imperó. Imagínate, si ellos pasaron por eso, que no nos extrañe que tú y yo también lo lleguemos a experimentar en algún momento.
Cuántas veces hemos ido a Misa sin “sentir” ir, simplemente por obediencia y amor a Dios. Cuántas veces hemos rezado sintiendo una profunda sequedad por dentro. Justo esto es el milagro: hacerlo por amor -como un acto de la voluntad- y no por un mero sentimiento.
Aún más, muchas veces la presencia de Dios no es que no se sienta, sino que no se siente tan bonita. Por ejemplo, cuando pasamos por una pena moral como la muerte de un ser querido. La presencia de Dios está, pero manifestada con dolor. Lo más importante es nunca dudar de la presencia de Dios, ya sea por no sentirlo o por sentirlo como no nos gusta.
Recuerda que los seres humanos somos los “únicos” hechos a imagen y semejanza de Dios por lo que cuando te vendan esas ideas de que Dios “es” en las rocas, en los astros y todas esas cosas que están tan de moda no lo permitas. No podemos prostituir de esa manera ni su Nombre ni su Persona.
Es verdad, las flores, los pájaros, los árboles, todo eso lo creó Dios para nuestra disposición y servicio, para cuidarles y también para que en el momento que admiremos esa belleza podamos ver su rostro y elevar nuestra gratitud y pensamiento a Él. Sin embargo, es muy distinto a decir que “eso” es Dios.
En fin… Aquí lo importante es que le desates las manos a Dios y te dejes encontrar por Él. Toma cada momento y circunstancia de tu vida como oportunidad para ese encuentro de amor. ¡Ah! y si no sabes cómo dejarte encontrar, aunque sea dile, “¡Dios, aquí estoy!”.

miércoles, 19 de julio de 2017

QUIEN LLEGO PRIMERO.............................

¿Quién llegó primero: la Iglesia o la Biblia?



Quisiera empezar diciendo que Cristo no bajó del cielo con la Biblia en Sus manos, y mucho menos pasó Sus 33 años en la tierra escribiendo un best seller. Más aún, ni siquiera les dijo a Sus seguidores que escribieran algo. En vez de esto, escogió reunir a mucha gente a su alrededor, para enseñarles sobre el Reino de Dios, y formarlos en una comunidad fundada en Pedro y los Apóstoles. Formó una comunidad que ahora conocemos como la Iglesia.
Esta Iglesia empezó cuando el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles, y empezaron a anunciar la Buena Nueva, invitando a la gente al seguimiento de Cristo y a bautizarse. No fue sino muchos años después (382 años para ser preciso) que los escritos del Nuevo Testamento (y eventualmente la Biblia como un todo) fueron producidos por la Iglesia. Todo esto nos lleva a responder la pregunta antes de la explicación profunda: fue la Iglesia, y no la Biblia, la que existió primero.
LO EXPLICO…
Es posible que para la mayoría de nosotros, que hemos crecido en un ambiente de tradición cristiana, sea imposible imaginarnos un tiempo sin la Biblia. Podemos ir a cualquier tienda (bueno, no a cualquiera, pero ustedes me entienden) y comprar una variedad de traducciones de la Biblia en cualquier momento (o bueno en los horarios que atienda la tienda, pero ustedes me entienden). Podemos incluso encontrar la Biblia en internet a la distancia de un par de clicks.
Sin embargo, si nos detenemos a pensar por un momento en el contexto del que estamos hablando y la pregunta que está como título de este artículo, pues definitivamente no es el caso. Sabemos que Cristo no anduvo por las calles de Jerusalén repartiendo Biblias a diestra y siniestra. Tuvo sí, el Antiguo Testamento (que por cierto, para el tiempo de Jesús, no se llamaba “Antiguo” Testamento, sino simplemente “las Escrituras”), pero incluso las primeras partes del Nuevo Testamento no fueron escritas sino 30 años después de la muerte y resurrección de Jesucristo. Además, debemos recordar que el Nuevo Testamento no fue escrito por una sola persona y de una sola vez. El Nuevo Testamento es una colección de diferentes escritos, de diferentes personas y en diferentes tiempos y lugares. Estos escritos fueron recopilados mucho tiempo después. Es probable que esto sea raro para una época – como la nuestra – en la que estamos acostumbrados a que todo quede documentado, sin embargo los evangelistas no escribían las palabras y hechos de Jesús en el mismo y exacto momento en que estaban sucediendo.
¿POR QUÉ TODO ESTO ES IMPORTANTE?
Porque muchas personas – como Martín Lutero– han querido ver en la Biblia la única regla y base de las enseñanzas cristianas, la línea de fondo cuando se trata de verificar si algo es verdadero o falso. Pero esto sólo podría funcionar si es que la Biblia hubiese existido antes que la Iglesia. Sin embargo, el criterio se cae en pedazos si es que la Iglesia existió antes que la Biblia.
¿Y entonces? Primero que nada, sabemos que Jesús vino a fundar una Iglesia. Le dijo a Pedro, “Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mateo 16, 18). Cristo deja clarísimo que está construyendo una Iglesia, y que esta Iglesia será construida en Pedro y los demás apóstoles. Después de todo, ellos fueron los únicos que recibieron la tarea de anunciar la Buena Nueva y hacer discípulos de todas las naciones (Mt. 28, 19).
Bueno, Jesús vino a fundar esta Iglesia y les dio el mandato a los apóstoles, pero ¿cuándo inicia propiamente esta Iglesia?… los Hechos de los Apóstoles (Hch. 2, 1-4) nos relatan claramente el momento de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo desciende en forma de lenguas de fuego, sobre cada uno de los presentes, seguido de lo cual, tenemos a Pedro saliendo como guerrero de la fe, a predicar a Jesucristo muerto y resucitado por nuestros pecados. Es la primera vez que el mandato de Cristo (hacer discípulos de todas las naciones) se cumple, dejando como resultado la conversión y bautismo de 3000 personas que aceptaron el mensaje de Pedro. A través del Espíritu Santo, la Iglesia nace, y por la predicación de los apóstoles, la comunidad de los creyentes empieza a crecer.
Esto nos deja una cosa muy clara: la Iglesia estaba viva y creciendo antes de la Biblia. Los apóstoles estaban proclamando el Evangelio mucho antes de que los evangelios fueran escritos. La comunidad cristiana estaba creciendo y rezando antes de que cualquiera de las cartas del Nuevo Testamento fueran escritas por san Pablo. De hecho, todos los libros (individualmente) del Nuevo Testamento fueron escritos y repartidos, desde dentro de la Iglesia. Y fue la Iglesia (específicamente los obispos católicos) quienes tuvieron que decidir, después de cientos de años, qué libros deberían o no, formar parte del Nuevo Testamento.
CONCLUSIÓN
“No creería en el Evangelio, si no fuera por la autoridad de la Iglesia Católica que me lo ordena” San Agustìn.
Sabemos que a más de uno nos han acechado con la clásica pregunta de “¿dónde dice en la Biblia…?”, sin embargo, luego de comprender este punto, se hace evidente que la regla de fe, es decir, el marco referencial en el cual se basaba la Iglesia Primitiva para juzgar si algo era consecuente con el mensaje de Jesús, no era la Biblia (pues aún no estaba escrita), sino la enseñanza de los apóstoles. Esta enseñanza se encuentra únicamente en la Iglesia, específicamente en las enseñanzas de los papas y obispos fijados por Pedro y los apóstoles para que continúen la misión que Cristo les había encomendado. Esta es la razón por la cual san Pablo le dice a Timoteo que la Iglesia es el pilar y fundamento de la verdad (1 Tim. 3, 15)Es la Iglesia – aquellos que siguen a Cristo bajo el liderazgo de aquellos enviados a proclamar y resguardar el Evangelio (el papa y los obispos) – la que garantiza la verdad de la Biblia.

3 RAZONES POR LOS QUE ALGUNOS CREEN EN EL TAROT Y LA OUIJA...........

3 razones por las que algunos creen en el Tarot y la Ouija



Aplicando “la razón y la ciencia” y recordando la enseñanza de la Iglesia Católica, el físico mexicano Adolfo Orozco Torres, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, advirtió sobre los peligros de los juegos “de adivinación”, como la lectura de cartas y la ouija, y explicó las 3 causas que llevan a algunos a creer en estas prácticas.
Entrevistado por el semanario católico Desde la Fe, de la Arquidiócesis Primada de México, Orozco Torres, también Presidente del Centro Mexicano de Sindonología, lamentó que “muchas personas de buena voluntad, que se acercan a estas prácticas condenadas por la Iglesia, ya que van en contra del primer mandamiento, pensarán que estoy exagerando, pero solo estoy repitiendo con mis palabras las enseñanzas de la Iglesia, y aplicando la razón y la ciencia”.

1. “Una credulidad infantil”
El científico mexicano señaló que la primera razón por la que las personas creen en estas prácticas “es una credulidad infantil en la existencia de hadas, duendes y seres míticos”.
Esta, dijo, es “una idea proveniente de los más lejanos y oscuros inicios de la humanidad y de la razón, que sobrevive en un sustrato de la mente cuando ésta no está ilustrada o no ha aprendido a razonar correctamente”.
2. “Estafadores profesionales”
La segunda razón por la que persisten estas prácticas, señaló, “es la abundancia de estafadores profesionales que viven de esquilmar a las personas diciéndoles las cosas que quieren oír, o bien las que están predispuestas a aceptar”.
“Así, si a una mujer celosa le dicen ‘Sí, tu marido, sí te engaña’, es una ‘adivinación’ que le acomoda bien, aún sus efectos devastadores, que incluso pueden desembocar en dramas terribles”, advirtió.
3. “Los engaños del ‘padre de la mentira’”
“Aquí es donde nos encontramos con cosas como el llamado New Age, así como las múltiples y variopintas formas de ‘sanación’ o ‘purificación’, como el hecho de ir el 21 de marzo a llenarse de energía a las pirámides u otros ‘centros energéticos’”, dijo
Orozco Torres señaló que otras de estas prácticas sancionadas por la Iglesia son “el ‘juego’ de la Ouija, o el de los lápices cruzados, pasando por todas las formas de adivinación, las curaciones hechas por brujos, las operaciones quirúrgicas hechas mediante la imposición de manos, la predicción a partir de las constelaciones familiares, y otras más que no son más que engaños del ‘padre de la mentira’, como llamó Jesús al demonio, quien tiene en todo esto un propósito específico”.
El Presidente del Centro Mexicano de Sindonología recordó que existen dos tipo de manifestaciones, las naturales y las sobrenaturales.
“Las primeras se refieren a cualquier fenómeno o acontecimiento producto de la interacción de las diferentes fuerzas u objetos naturales; mientras que las sobrenaturales son fenómenos en que se producen efectos que sobrepasan las potencialidades propias de la naturaleza, como la Resurrección de Cristo, o como el hecho de que una persona se pueda pasar diez años alimentándose exclusivamente de la Eucaristía”.
Una tercer tipo es el “preternatural”, que el famoso teólogo José Antonio Fortea define en su libro Summa Daemoniaca como “la actuación que va más allá del obrar de la naturaleza del universo material. Lo que es fruto de la actuación de una naturaleza angélica o demoníaca es preternatural. La palabra proviene de praeter naturam, más allá de la naturaleza”.
Orozco Torres destacó que los demonios llenan la práctica “New Age” y adivinatoria con su mensaje de que “tú puedes hacerlo, tú eres tu propio dios, tú tienes potencialidades escondidas o dormidas, que puedes despertar y tomar la rienda de tu destino”.
“¡Mucho cuidado! –dijo–. Solo hay un pastor y un camino, el que nos señala y nos da la vida verdadera: Cristo”.

SANTOS QUE NO FUERON SANTOS........................

¿Santos que no fueron santos? Cuidado con las devociones falsas

por  - 
Wikipedia / Dominio público.
La Iglesia católica ha reconocido una gran cantidad de santos en todo el mundo. Éstos han sobresalido no tanto por hacer cosas extraordinarias, sino más bien, por hacer de lo ordinario algo extraordinario. Los santos han demostrado que la vida puede dar fruto a pesar de las heridas y lesiones, de los fracasos y desgarramientos sin que nos destruyan. No sólo por méritos propios, más bien porque se han acogido a la gracia de Dios. A estas personas la Iglesia les ha dado el título de santos.
En la historia del cristianismo, las personas se han dirigido a los santos siempre que se encuentran en apuros. Han levantado iglesias en su honor, y han peregrinado hasta ellas para implorar ayuda en sus tribulaciones. Los santos no son obradores de milagros, sino sólo intercesores ante Dios, de aquellas personas que piden ayuda en medio de su necesidad. En cierta manera, los santos ayudan a los demás para que obtengan algún favor de parte de Dios. Y esta no es una idea de nuestros tiempos, ya la Sagrada Escritura lo menciona, por ejemplo, la gran cantidad de milagros que realizaban los Apóstoles. Los santos son, en cierto modo, un prisma a través del cual contemplamos la acción salvadora y liberadora de Dios, un signo de esperanza que  nos anima a alcanzar la meta del encuentro con Dios.
Pero no debemos dejarnos confundir con el gran número de figuras populares que pronto ganan fama de «santidad». Muchas de estas figuras son engrandecidas por comentarios de diferentes tipos de personas –hasta de no creyentes– y con versiones diferentes, casi siempre exageradas.
Mencionaré  a continuación una pequeña lista de aquellas personas a las que algunos creen santos, pero que la Iglesia no ha reconocido como tales.

La «santísima muerte».

Esta pseudodevoción gana cada día más fama: un esqueleto ataviado con vestido, guadaña, balanza, brazos y falanges de metal o con figuras de oro y plata. Se exhibe en tiendas espiritistas o mercados donde venden todo tipo de amuletos y elementos para la adivinación o curanderismo. Sus promotores la presentan como una «entidad espiritual» que ha existido siempre, lo cual es mentira. Esta falsa devoción la permite, favorece y promueve una agrupación no-católica que se autonombra: Iglesia católica Tradicional Méx.-USA, Misioneros del Sagrado Corazón y san Felipe de Jesús». Los ministros de esa secta no son sacerdotes católicos, y su líder, además de polémico, es promotor del aborto y los anticonceptivos. No practica el celibato. La santa muerte comenzó a ser adorada, más que venerada, por criminales, contrabandistas, pandilleros, ladrones y prostitutas. Ahora su fama se ha extendido a diferentes clases sociales y a otros países.

La santa Cabora.

Es otra falsa devoción. Teresa Urrea nació el 15 de octubre de 1873  en un rancho cerca de Ocoroni, Sinaloa. Teresita, como la llamaban, comenzó a tener en su adolescencia ataques epilépticos. Decía tener visiones y  se ufanaba de predecir el futuro y realizar curaciones. Pronto ganó fama de santa en la región. En mayo del 1890 el pueblo se levantó contra el gobierno del Estado y proclamaron el nombre de Teresa como viva intercesora de las demandas presentadas. El gobierno la deportó del país. Murió de tuberculosis a la edad de 32 años. Después de su muerte empezó su culto.

El santo niño Fidencio.

José Fidencio Síntora Constantino nació en 1898, cerca de la villa de Yuriria Gto. Fue a la edad de 23 años, en el año de 1921, cuando en compañía de su hermano se trasladó a Espinazo, Nuevo León. Desde muy joven demostró habilidad para curar animales por medio de hierbas y ungüentos. Fue hasta el 15 de agosto de 1927 cuando a Fidencio se le indicó en una supuesta revelación que debía ayudar a sus hermanos. Pronto su fama se propagaría por todo México. Sus seguidores comenzaron a llamarle «Niño Fidencio» como referencia directa al Niño Jesús, que es Dios. Sus seguidores creen que antes de morir dejó dicho a sus discípulos que de ultratumba se comunicaría con ellos a través de médiums (espiritistas). Y los que se dicen beneficiarios de esta comunicación con el muerto Fidencio se hacen llamar «cajitas».

San Juan Soldado.

Juan Castillo Morales era un soldado de Tijuana, Baja California que fue sentenciado a muerte, acusado de homicidio. Nunca reclamó ningún tipo de derecho. La señora a la que le habían matado a su niña mencionó que Juan Castillo no era el culpable, y constantemente le llevó flores al lugar donde lo fusilaron.  Con el tiempo la gente comenzó a pedirle milagros y su fama fue creciendo. Su historia se remonta a los años 40’s.

Jesús Malverde, el «santo de los narcotraficantes».

La leyenda dice que nació el 24 de diciembre de 1870, en Sinaloa. Su nombre fue Jesús Juárez Mazo. Debe su sobrenombre a su mala reputación y a la costumbre de camuflarse con hojas de plátano para robar ganado. De esta conjugación nació el nombre de Mal-verde. Su figura se da en la época del porfiriato. Muere el 3 de mayo de 1909. Su figura se acerca más a la de un Robin Hood moderno. Se dice que un 85 por ciento de los narcotraficantes pide su intercesión.
Por toda América Latina se dan diferentes manifestaciones de personas o figuras no santas. En Argentina y Chile se conocen a la «difunta Correa», el «Guachito Gil», «Rodrigo el cantante»; incluso al futbolista Maradona lo catalogan ya de santo. En Venezuela se menciona a María Lienza, y en Guatemala, a Maximón o Mashimon, como lo nombran algunos. Esto lleva a aclarar que la Iglesia católica no proclama irresponsablemente a los santos, sino sólo a aquellos que, después de un largo proceso de estudio y oración, considera dignos por su vida de entrega a Dios. La Iglesia no juzga el destino de la multitud restante de difuntos, pues su misión es servir como madre para comunicar la gracia y la vida de Cristo antes de que sus hijos mueran, y rezar por ellos después.
Los falsos santos se deben distinguir de los verdaderos, pues no hay razón para venerarlos, y los verdaderos no deben ser mezclados con supersticiones. Sólo es válido admirar a un santo si éste nos inspira a vivir heroicamente el evangelio de Jesucristo. Los santos son los que han luchado el buen combate de la fe y han merecido la corona prometida. Y al venerarlos, hemos de ver en ellos la prueba de que nosotros también podemos llegar a ser santos.
Por último recuerda que los santos no interceden para que hagas daño a los demás. Busca conocer tu fe y no te dejes engañar por cualquier cosa que te presenten como milagrosa.