miércoles, 29 de marzo de 2017

UNA GUERRA...................

Hay una guerra mundial para destruir el matrimonio, Papa Francisco

«Hoy hay una guerra mundial para destruir al matrimonio». Papa Francisco habla a los religiosos y a los seminaristas en la iglesia de la Asunción de Tiflis, pero las palabras más fuertes las pronunció al responder al testimonio de una madre de familia, Irina, que citó la teoría de género.

« El matrimonio es la cosa más bella que Dios haya creado —afirmó Francisco. La Biblia nos dice que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen, es decir que el hombre y la mujer que se hacen una sola carne son la imagen de Dios». Bergoglio después se refirió a las «dificultades que tantas veces surgen en el matrimonio (las incomprensibles, las tentaciones, resolvemos todo con el divorcio y así yo busco a otro, él busca a otra y empezamos de nuevo…). Irina, ¿tú sabes quién paga los gastos del divorcio? Dos personas pagan. ¿Quién paga? (Los dos) ¿Los dos? Más. Paga Dios, porque cuando se divorcia una sola carne ensucia la carne de Dios. Y pagan los niños, los hijos. Ustedes no saben, queridos hermanos y hermanas, cuánto sufren los niños, los hijos pequeños cuando ven las peleas y las separación de los padres».
«Hay que hacer de todo —prosiguió— para salvar el matrimonio. Pero es normal que en el matrimonio haya peleas, es normal. Suceden, a veces vuelan los platos. Pero si es verdadero amor, ahí, se hace la paz inmediatamente. Yo le aconsejo a los matrimonios: peleen todo lo que quieran, pero no acaben el día sin hacer la paz. ¿Saben por qué? Porque la guerra fría del día después es peligrosísima. Cuántos matrimonios se salvan si tienen el valor de, al final del día, no hacer un discurso, sino una caricia, y se hace la paz».
«Es cierto —dijo Papa Francisco—, hay situaciones más complejas, cuando el diablo se mezcla y pone a una mujer ante el hombre, que le parece más bella que la suya. O cuando pone a un hombre frente a una mujer, que le parece más bueno que el suyo. Pidan ayuda inmediatamente, cuando venga esta tentación, pidan ayuda inmediatamente. Y esto, lo que decías de ayudar a las parejas, ¿cómo se ayuda a las parejas? Se las ayuda con la acogida, la cercanía, el acompañamiento, el discernimiento y la integración en el cuerpo de la Iglesia. Acoger, acompañar, discernir e integrar. En la comunidad católica hay que ayudar a salvar el matrimonio». Después recordó las «tres palabras de oro» en la vida matrimonial: «‘Y cuando hay algo que uno hace por el otro, ¿saben decir gracias? Y si alguno de los dos hace alguna diablura, ¿saben pedir perdón? Y si ustedes quieren sacar adelante un proyecto o un día en el campo, ¿saben pedir la opinión del otro?’ Tres palabras: ¿qué te parece, puedo?; gracias; perdón”».
«Si en los matrimonios se usan estas tres palabras —dijo Francisco—, el matrimonio saldrá adelante, ¿eh? es una gran ventaja. Tú, Irina, mencionaste a un gran enemigo hoy del matrimonio: la teoría de género. Hoy hay una guerra mundial para destruir al matrimonio. Hoy hay (pero no se destruye con las armas, sino con las ideas) colonizaciones ideológicas que destruyen. Por lo tanto, hay que defenderse de las colonizaciones ideológicas, si hay problemas, hacer la paz lo más pronto posible antes de que termine la jornada, y no se olviden de las tres palabras: permiso, gracias, perdón».
Bergoglio, retomando la pregunta de un sacerdote y de un seminarista, también habló sobre la importancia de mantener viva la fe escuchando a los abuelos y transmitiéndola  a los hijos.  Recordó la importancia y la fuerza de las mujeres georgianas en la transmisión de la fe. Citó a la Madre de Jesús y a la Esposa de Jesús, la Iglesia, para afirmar que la Iglesia «es mujer»: « Parece que el Señor tiene una preferencia por las mujeres para sacar adelante en la fe». A los consagrados aconsejó no volver atrás «cuando hay dificultades», porque todos «somos pecadores, todos necesitamos confesarnos, pero la misericordia, el amor de Jesús es más grande que nuestros pecados».

QUIERES ORAR MEJOR

¿Quieres orar mejor? Haz de María tu modelo

Si piensas que necesitas orar más pero no sabes cómo acércate a nuestra Madre del Cielo
La Virgen es estrella ya que fue escogida por Dios para ser Su Madre, la Llena de Gracia.
Estrella Del Mar (Stella Maris). En la oscuridad de la noche, los navegantes por siglos confiaban en las estrellas para orientarse hacia el puerto seguro. La Virgen es la estrella de la evangelización que nos lleva a Cristo, puerto seguro.
El libro de Reyes, 18, 45- 51, describe una pequeña nube que, elevándose sobre el mar, anunció a Elías mientras oraba en el monte Carmelo, la venida de la lluvia. Esta era una gran noticia pues anunciaba el fin de la grave sequía. La Virgen es como esa nube, signo del fin de la sequía. Jesús es la fuente que nos sacia la sed de Dios.
Los carmelitas, nacidos espiritualmente en el monte Carmelo le llamaron a la Virgen «Estrella del Mar». Muchos escritores muy antiguos también le llamaron así a la Virgen: S. Jerónimo (siglo IV), Isidoro de Sevilla (siglo VI), Alcuino de York y Rábano Mauro (siglo IX). Pascasio Radberto escribe en el siglo IX: «María es la Estrella del Mar a la que debemos seguir con nuestra fe y comportamiento mientras damos tumbos en el mar proceloso de la vida. Ella nos iluminará para creer en Cristo nacido de ella para salvación del mundo."
El Himno Ave Maris Stella (Salve estrella del mar) es del siglo VIII o IX.
San Bernardo le dedicó a la Virgen, Estrella del Mar, un poema:
  • Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas en los escollos de las tribulaciones, mira a la estrella, llama a María.
  • Si eres agitado de las ondas de la soberbia, si de la detracción, si de la ambición, si de la emulación, mira a la estrella, llama a María.
  • Si la ira, o la avaricia, o el deleite carnal impele violentamente la navecilla de tu alma, mira a María.
  • Si, turbado a la memoria de la enormidad de tus crímenes, confuso a vista de la fealdad de tu conciencia, aterrado a la idea del horror del juicio, comienzas a ser sumido en la sima sin suelo de la tristeza, en el abismo de la desesperación, piensa en María.
  • En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María.
  • No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir los sufragios de su intercesión, no te desvíes de los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en ella piensas. Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás, si es tu guía; llegarás felizmente al puerto, si ella te ampara
    (San Bernardo, Sobre la excelencias de la Virgen Madre, 2, 17).
La mayor parte de mi tiempo suelo pasarlo, por la misión que se me ha confiado, delante de una computadora. Horas y horas en las que el monitor me va mostrando diferentes mundos y a través de los cuales estoy intentando también transmitir a muchos el Evangelio.
 Prueba de ello son estas líneas que ahora mismo estás leyendo. Toda esta labor sería imposible sin la ayuda de mi buen amigo Renato, ¿Por qué? Su presencia es importantísima en los momentos en que algo le pasa a mi computadora, en los que internet no funciona, cuando parece que un virus amenaza con entrar… En cada una de estas circunstancias marco un número y el acento italiano de Renato me responde desde la otra línea para solucionar mis problemas: ¿Qué pasa ahora, padre?.
Se me vino a la mente que en la oración tendríamos que tener un “Renato”, alguien que, cuando las cosas vayan mal, podamos llamarle por teléfono y decirle: «no siento nada, me aburro, qué tengo que hacer si…, etcétera». Y aquí es cuando San Bernardo viene en nuestra ayuda y nos deja el hermosísimo texto sobre María que he querido compartirles.
Dios nos ha regalado en María una aliada para nuestro caminar, para nuestra oración.
Por ello, siempre es hermoso, además de ponerse en la presencia de Dios, pedirle a María que nos acompañe en cada oración que hacemos. Como si Ella pudiese tomar nuestras súplicas y decirle a Dios, con esos ojos de Madre, que nos escuche. Después de todo, San Maximilian María Kolbe tenía mucha razón cuando dijo que a María ha confiado Dios toda la economía de su misericordia porque la voluntad de María, no hay duda alguna, es la voluntad del mismo Dios.
¿Nunca lo han experimentado ustedes? Personalmente, la presencia de María siempre ha sido un bálsamo en muchos momentos. Y en ocasiones no me doy cuenta sino hasta después de que Ella estuvo ahí.
¿Me permiten compartirles algo muy personal?: Las fechas más importantes en mi vida en preparación al sacerdocio se dieron en fechas marianas: recibí el uniforme para el noviciado un 15 de septiembre, día de la Virgen de los Dolores; hice mi primera profesión de votos un 15 de agosto, día de la Asunción de María; mi profesión perpetua fue en el mes de octubre, mes del Rosario; mi ordenación sacerdotal fue el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe. ¿Verdad que es descarado el amor de María?
Les invito a leer una vez más el texto de San Bernardo; lentamente, con calma. Mientras escuchan todo lo que María es capaz de hacer, denle las gracias y pídanle que nunca les deje solos. Que como a Cristo camino del Calvario (y Mel Gibson lo pintó bellísimamente en esa conmovedora escena de su película “La Pasión”) Ella también les acompañe en los claroscuros de su vida: que ría con ustedes en los momentos alegres y llore con ustedes en los tristes. Aunque, créanmelo, incluso si no se lo pidiesen, Ella lo haría…
¿Ahora la oración parece un poco más sencilla? Es lo mismo que le digo yo a Renato con el tema de las computadoras. Cuando viene él, todo parece muy sencillo… pues él es el especialista. Como María lo es en la oración.

EL CAMINO DE JESUS

El camino de Jesús nos lleva siempre a la felicidad

El Papa Francisco nos recuerda que Jesús quiere verte feliz y te ayudará a lograrlo

El Santo Padre pidió que “no lo olvidemos: ¡el camino de Jesús nos lleva siempre a la felicidad! Habrá siempre en medio una cruz, las pruebas, pero al final siempre nos lleva a la felicidad. ¡Jesús no nos engaña! Nos ha prometido la felicidad y nos la dará, si nosotros seguimos su camino”.
“En este segundo domingo de cuaresma, la Iglesia nos indica la meta de este itinerario de conversión, es decir, la participación a la gloria de Cristo, en quien resplandece el rostro del Siervo obediente, muerto y resucitado por nosotros”.
El Papa destacó que “el texto evangélico narra el evento de la Transfiguración, que se ubica en el culmen del ministerio público de Jesús. Él se encuentra en camino hacia Jerusalén, donde se cumplirán las profecías del ‘Siervo de Dios’ y se consumará su sacrificio redentor”.
“La gente no entendía esto y frente a las perspectivas de un Mesías que contrasta con sus expectativas terrenas, lo han abandonado. Porque ellos pensaban que el Mesías habría sido un liberador del dominio de los romanos, liberador de la patria”.
Esta perspectiva de Jesús, indicó Francisco, “no le gustaba a la gente y lo dejan. Incluso los apóstoles no entienden las palabras con las cuales Jesús anuncia el cumplimiento de su misión en la pasión gloriosa. No entienden”.
“Entonces Jesús toma la decisión de mostrar a Pedro, Santiago y Juan una anticipación de su gloria, aquella que tendrá después de la Resurrección, para confirmarlos en la fe y alentarlos a seguirlo en el camino de la prueba, en el camino de la Cruz. Y así sobre un monte alto, en profunda oración, se transfigura delante de ellos: su rostro y toda su persona irradian una luz resplandeciente”.
El Papa señaló que “los tres discípulos se asustan, mientras una nube los envuelve y de lo alto resuena – como en el bautismo del Jordán – la voz del Padre: ‘Este es mi Hijo, el amado: ¡escúchenlo!’”.
“Y Jesús es el Hijo hecho Servidor, enviado al mundo para realizar por medio de la Cruz el plan de salvación. ¡Para salvarnos a todos nosotros! Su plena adhesión a la voluntad del Padre hace que su humanidad sea transparente a la gloria de Dios, que es el Amor”.
El Santo Padre indicó que “así Jesús se revela como el ícono perfecto del Padre, la irradiación de su gloria. Es el cumplimiento de la revelación; por ello junto a Él transfigurado aparecen Moisés y Elías, que representan la Ley y los Profetas. Esto significa que todo termina e inicia en Jesús, en su Pasión y en su Gloria”.
“El mensaje para los discípulos y para nosotros es este: ‘!Escuchémoslo!’. Escuchar a Jesús. Es Él el Salvador: síganlo. Escuchar a Cristo, de hecho, significa asumir la lógica de su misterio pascual, ponerse en camino con Él para hacer de la propia existencia un don de amor para los demás, en dócil obediencia a la voluntad de Dios, con una actitud de desapego de las cosas mundanas y de libertad interior”.
“En otras palabras, es necesario, estar listos a ‘perder la propia vida’, donándola para que todos los hombres se salven y nos encontremos en la felicidad eterna”.
Francisco alentó a que “con Pedro, Santiago y Juan subamos también nosotros al monte de la Transfiguración y permanezcamos en contemplación del rostro de Jesús, para recibir el mensaje y traducirlo en nuestra vida; para que también nosotros podamos ser transfigurados por el Amor”.
“En realidad el Amor es capaz de transfigurar todo: ¡el Amor transfigura todo!”.
“¿Creen ustedes en esto? ¿Creen?”, preguntó Francisco a los fieles y peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro.
“Me parece que no creen tanto por aquello que escucho. ¿Creen que el Amor transfigura todo? Bien, ahora veo. Nos sostenga en este camino la Virgen María, a quien ahora invocamos con la oración del Ángelus”, finalizó.

MI SUEÑO ERA SER PAPA

Mi sueño era ser papá

La felicidad de ser padres es increíble, anímate a formar una familia
¡Hola querido(a) lector(a)!
El día de hoy quiero contarte una historia de paternidad, tal vez, más que una historia se trata de una anécdota que seguramente retrata la experiencia de muchas parejas en su travesía por formar una familia. Para nada es ésta, la experiencia más extraordinaria en su género, o la más asombrosa o la más admirable; pero seguramente para quienes la han vivido es simplemente su Historia; y esto que han vivido ha marcado sus vidas y redireccionado el rumbo de su existencia. Estoy seguro que muchos se podrán identificar con esta vivencia, algunos recordarán buenos momentos; otros, esperen encontrar una señal de esperanza y ánimo para mantenerse en la lucha.
Historia de Juan y Gris
Una pareja de novios que decidieron unir sus vidas y vivir la experiencia de integrar una familia. Puesto que ambos no eran muy jóvenes ya –sus edades pasaban los 34 años de edad–, decidieron “encargar su bebé” desde los primeros días de matrimonio. Los primeros meses consideraron normal que no llegara el embarazo, después siguió la búsqueda de atención médica, siguieron las revisiones y los estudios; los diagnósticos iban y venían; una prueba de esto y otra prueba de aquello; se empezó a intentar de todo, desde las recomendaciones de un biólogo de la reproducción, hasta una sobada y el licuado de xoconostle… la desesperación empezó a asomarse y detrás de ella el desánimo y la frustración. Sin embargo, una pequeña flama puede ocasionar un gran incendio; fue así que la pequeña llama de fe y esperanza, los llevó a no rendirse, pero sobre todo a no dejar de confiar en Dios. Decidieron seguir aquel dicho: “Haz las cosas como si todo dependiera de ti; pero confía en Dios como si todo dependiera de él”.
Estando ya programada una inseminación artificial y con la recomendación de los médicos de no dejar pasar el tiempo, la pareja decidió esperar un mes más; no dejaba de orar todos los días pidiendo a Dios la gracia de la confianza y la paz del corazón; y así como una madre acaricia y consuela a su bebé, así Dios fue confortando a la pareja con los dones de la paz, la confianza, la esperanza y finalmente… llenó de vida el vientre de Gris.
Sobra decir lo que aquella pareja experimentó, disfrutó y lloró de alegría al saber que Dios los había tocado. Aquella prueba de embarazo y el primer ultrasonido que apenas y dejaba ver la silueta de una criaturita, se convirtieron en cartas de amor que Dios enviaba a la pareja. Pero después de 9 meses, ya no llegó una carta sino un pequeño bultito, con un remitente que refería al cielo como domicilio y a Dios como el autor de aquel regalo. Aquel regalo, llevaba implícito un gran mensaje de amor: “De Dios Padre amoroso, para los nuevos padres”.
La felicidad de ser padres
Esta historia que comparto contigo, no sólo es un cuento o una anécdota de un extraño, se trata de la experiencia más hermosa que Dios me ha regalado hasta este momento de mi vida. Se trata de la historia de mi esposa, de mi hija y mía.
Ahora entiendo, que ser padre es recibir la misma gracia de la paternidad de Dios Padre. Me siento co-creador con Dios, Él me ha dado la oportunidad junto con mi mujer, de unirnos a Él para crear vida. El regalo de ser padres es una extensión de la misma paternidad de Dios. De alguna manera, siento que me he acercado a Dios porque Él ha venido a depositar en nuestros brazos a una de sus hijas. Ser padre es una experiencia de Amor, de un amor divino que se deposita entre nosotros, por eso el amor hacia los hijos se vuelve infinito, porque es el mismo amor de Dios que nos es dado como un don y una gracia para cuidar no sólo de nuestros hijos sino también de los hijos de Dios.
Probablemente, tú ya has tenido la dicha de ser padre o madre. Si es así, ¡felicidades papá o mamá! Tal vez, todo esto que te he contado, pueda parecer en vano, pues tú también tienes tu historia de paternidad; pero más allá de querer compartir contigo mi reflexión o mis ideas, he querido abrir mi corazón para mostrarte mis sentimientos, mi emoción y la dicha que embargan mi alma. En este momento, mientras escribo para ti, tengo a mi lado a mi esposa que se está recuperando de una cesárea y a mi hija, recién nacida y con sus incipientes 3 kg de peso. Por algo, Dios me adelantó un poco esta experiencia, tal vez para poder compartirla contigo en este mes que festejamos a todos los papás.
Estoy seguro que la aventura apenas comienza, que aquí termina un ciclo de mi vida y comienza uno nuevo. Estos días de novedosa paternidad han cambiado completamente mis hábitos de vida –ni qué decir de las desveladas–, y sé que muchas cosas de aquí en adelante cambiarán, pero a todo esto le doy la bienvenida con los brazos abiertos, porque sé que viene de mi Padre Dios; Él nos lo ha dado y Él nos dará también la gracia y la fuerza para seguir adelante viviendo en plenitud.
Si tienes esta hermosa dicha ¡Felicidades Papá! Pidámosle a Dios, que todos los días seamos capaces de abrir nuestro corazón para recibir ese amor de Padre que nos da; que seamos capaces de compartirlo, sobre todo con nuestros hijos; y que sea ese Amor el que nos una entre nosotros y con Él. Bendito sea Jesús por habernos revelado que Dios es Padre Nuestro.