miércoles, 29 de marzo de 2017

MI SUEÑO ERA SER PAPA

Mi sueño era ser papá

La felicidad de ser padres es increíble, anímate a formar una familia
¡Hola querido(a) lector(a)!
El día de hoy quiero contarte una historia de paternidad, tal vez, más que una historia se trata de una anécdota que seguramente retrata la experiencia de muchas parejas en su travesía por formar una familia. Para nada es ésta, la experiencia más extraordinaria en su género, o la más asombrosa o la más admirable; pero seguramente para quienes la han vivido es simplemente su Historia; y esto que han vivido ha marcado sus vidas y redireccionado el rumbo de su existencia. Estoy seguro que muchos se podrán identificar con esta vivencia, algunos recordarán buenos momentos; otros, esperen encontrar una señal de esperanza y ánimo para mantenerse en la lucha.
Historia de Juan y Gris
Una pareja de novios que decidieron unir sus vidas y vivir la experiencia de integrar una familia. Puesto que ambos no eran muy jóvenes ya –sus edades pasaban los 34 años de edad–, decidieron “encargar su bebé” desde los primeros días de matrimonio. Los primeros meses consideraron normal que no llegara el embarazo, después siguió la búsqueda de atención médica, siguieron las revisiones y los estudios; los diagnósticos iban y venían; una prueba de esto y otra prueba de aquello; se empezó a intentar de todo, desde las recomendaciones de un biólogo de la reproducción, hasta una sobada y el licuado de xoconostle… la desesperación empezó a asomarse y detrás de ella el desánimo y la frustración. Sin embargo, una pequeña flama puede ocasionar un gran incendio; fue así que la pequeña llama de fe y esperanza, los llevó a no rendirse, pero sobre todo a no dejar de confiar en Dios. Decidieron seguir aquel dicho: “Haz las cosas como si todo dependiera de ti; pero confía en Dios como si todo dependiera de él”.
Estando ya programada una inseminación artificial y con la recomendación de los médicos de no dejar pasar el tiempo, la pareja decidió esperar un mes más; no dejaba de orar todos los días pidiendo a Dios la gracia de la confianza y la paz del corazón; y así como una madre acaricia y consuela a su bebé, así Dios fue confortando a la pareja con los dones de la paz, la confianza, la esperanza y finalmente… llenó de vida el vientre de Gris.
Sobra decir lo que aquella pareja experimentó, disfrutó y lloró de alegría al saber que Dios los había tocado. Aquella prueba de embarazo y el primer ultrasonido que apenas y dejaba ver la silueta de una criaturita, se convirtieron en cartas de amor que Dios enviaba a la pareja. Pero después de 9 meses, ya no llegó una carta sino un pequeño bultito, con un remitente que refería al cielo como domicilio y a Dios como el autor de aquel regalo. Aquel regalo, llevaba implícito un gran mensaje de amor: “De Dios Padre amoroso, para los nuevos padres”.
La felicidad de ser padres
Esta historia que comparto contigo, no sólo es un cuento o una anécdota de un extraño, se trata de la experiencia más hermosa que Dios me ha regalado hasta este momento de mi vida. Se trata de la historia de mi esposa, de mi hija y mía.
Ahora entiendo, que ser padre es recibir la misma gracia de la paternidad de Dios Padre. Me siento co-creador con Dios, Él me ha dado la oportunidad junto con mi mujer, de unirnos a Él para crear vida. El regalo de ser padres es una extensión de la misma paternidad de Dios. De alguna manera, siento que me he acercado a Dios porque Él ha venido a depositar en nuestros brazos a una de sus hijas. Ser padre es una experiencia de Amor, de un amor divino que se deposita entre nosotros, por eso el amor hacia los hijos se vuelve infinito, porque es el mismo amor de Dios que nos es dado como un don y una gracia para cuidar no sólo de nuestros hijos sino también de los hijos de Dios.
Probablemente, tú ya has tenido la dicha de ser padre o madre. Si es así, ¡felicidades papá o mamá! Tal vez, todo esto que te he contado, pueda parecer en vano, pues tú también tienes tu historia de paternidad; pero más allá de querer compartir contigo mi reflexión o mis ideas, he querido abrir mi corazón para mostrarte mis sentimientos, mi emoción y la dicha que embargan mi alma. En este momento, mientras escribo para ti, tengo a mi lado a mi esposa que se está recuperando de una cesárea y a mi hija, recién nacida y con sus incipientes 3 kg de peso. Por algo, Dios me adelantó un poco esta experiencia, tal vez para poder compartirla contigo en este mes que festejamos a todos los papás.
Estoy seguro que la aventura apenas comienza, que aquí termina un ciclo de mi vida y comienza uno nuevo. Estos días de novedosa paternidad han cambiado completamente mis hábitos de vida –ni qué decir de las desveladas–, y sé que muchas cosas de aquí en adelante cambiarán, pero a todo esto le doy la bienvenida con los brazos abiertos, porque sé que viene de mi Padre Dios; Él nos lo ha dado y Él nos dará también la gracia y la fuerza para seguir adelante viviendo en plenitud.
Si tienes esta hermosa dicha ¡Felicidades Papá! Pidámosle a Dios, que todos los días seamos capaces de abrir nuestro corazón para recibir ese amor de Padre que nos da; que seamos capaces de compartirlo, sobre todo con nuestros hijos; y que sea ese Amor el que nos una entre nosotros y con Él. Bendito sea Jesús por habernos revelado que Dios es Padre Nuestro.

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