martes, 25 de abril de 2017

LA SOLEDAD

La Soledad

La soledad no es que no haya nadie.
La soledad es ir acompañado por la calle, ver algo que nos llama la atención y saber que uno no puede comentarlo, porque al que viene al lado no le importa, o no escucha, o se encoge de hombros, o mira y ni siquiera se encoge de hombros.
La soledad es oír que pasan por la radio aquella vieja melodía que nos eriza la piel y nos vuelve de dieciocho años los recuerdos... salir corriendo para decirle: "Vení... vení a escuchar..." y que él responda ya voy... y cuando llega al cuarto o a la cocina o al living, allí donde lo espera tu corazón y tu impaciencia, el locutor esté diciendo: "La melodía que acabamos de escuchar era..."

La soledad es que él haya regresado a casa, y en vez de quedarse con vos en la cocina mientras freís las milanesas, se vaya a leer el diario o a mirar el noticiero de T.V.

Y es que se olvide de que antes de irse a trabajar, a la mañana, quedaron en ir al cine por la noche y al llegar por la noche se quite los zapatos, la corbata y el saco y no mencione ni por casualidad la invitación.

La soledad es estar esperando, aunque el que esperemos esté junto a nosotros... junto, al lado... pero no CON NOSOTROS.

Oyéndonos, no escuchándonos.
Mirándonos, pero no viéndonos.
Estando... no acompañando, ni participando, ni tratando de entender.

La soledad es querer gritar que aquí, dentro del pecho, se revuelve un dolor formado por silencios, llantos disimulados, preguntas sin respuesta.

Es que no podamos decir que nos va mal, pero que tampoco podamos decir que hay una luz de entusiasmo y de ganas en nuestra vida.

ES RESIGNARSE q
ue los demás lo vean a uno como apacible y dulce. Que piensen que esa apariencia es producto de una maravillosa paz interior, de una sabiduría que los años han ido dejando lujosamente en nuestro ser.

La soledad es empezar a decir: "Me da lo mismo", o : "No te preocupes...", cuando quisiéramos gritar:

"DEBE SER HOY Y AHORA", "QUIERO IR... QUIERO HACER... QUIERO VER... QUIERO HABLAR":
"Dios mío, quiero hablar."

Hablar y hablar hasta decirlo todo, hasta sacarnos de adentro todas las palabras que el miedo y la tristeza y el desgano han ido amontonando y mutilando y nos pesan como si fueran bloques de granito...

La soledad es saber que la piedad de los demás no existe, que la infelicidad les causa espanto y miedo porque temen que sea contagiosa... es saber que para estar acompañados hay que bañarse, hay que peinarse bien, vestirse cuidadosamente y parecer totalmente despreocupados y dichosos, sin necesidades apremiantes, sin problemas... y sin que nadie, nadie se de cuenta que estás solo.

DE UNA MADRE A SU HIJA

Estabamos sentándonos a comer cuando mi hija casualmente menciona que ella y su esposo están pensando en "empezar una familia".
"Nosotros estamos haciendo una encuesta," dice ella, en broma. "¿Crees que debería tener un bebé?"
"Cambiar tu vida" digo, cuidadosamente manteniendo mi tono neutral."Yo sé" dice, "no más fiestas los fines de semana, no más vacaciones espontáneas..."
Pero eso no es en lo absoluto lo que yo quise decir. Miro a mi hija, intentando decidir qué decirle. Quiero que sepa lo que ella nunca aprenderá en clases de parto. Quiero decirle que las heridas físicas por dar a luz un niño sanarán, pero que el volverse madre la dejará con una herida emocional tan profunda por la cual ella será vulnerable para siempre.
Pienso en advertirle que ella nunca leerá de nuevo un periódico sin preguntarse "¿Y si eso le hubiera pasado a mi niño?" Que cada accidente de aviación, cada incendio en una casa la obsesionará. Que cuando vea fotos de niños hambrientos, se preguntará si algo podría ser peor que vivir la muerte de su niño.
Yo la miro cuidadosamente, sus uñas finamente pintadas y el traje elegante y pienso que no importa cuan sofisticada ella sea, el convertirse en madre la reducirá al nivel primitivo de una osa que protege su cachorro.
Que una llamada urgente de "¡Mamá!" le hará dejar caer un soufflé o su mejor cristal sin vacilar por un momento.
Siento que debo advertirla que no importa cuántos años ella haya invertido en su carrera, ésta se descarrilará profesionalmente a causa de su maternidad.
Ella podrá hacer los arreglos para dejar al niño en casa al cuidado de una niñera, pero un día irá en camino de una reunión de negocios importante y recordará el dulce olor de su bebé, y tendrá que usar cada gramo de su disciplina para no correr a casa, sólo para asegurarse que su bebé está bien.
Yo quiero que mi hija sepa que las decisiones cotidianas ya no serán rutina. Que el deseo de un niño de cinco años de ir al baño de hombres y no al de mujeres en McDonald se volverá un dilema mayor.
Que justo allí, en medio del ruido de bandejas y niños gritando, los problemas de independencia e identidad de sexo serán sopesados contra la perspectiva de que haya un abusador de niños acechando en ese baño.
No importa cuan decisiva pueda ser ella en su trabajo, se criticará a sí misma constantemente en su papel de madre. Mirando a mi hija tan atractiva, quiero asegurarle que en el futuro ella perderá los kilos de más del embarazo, pero nunca se sentirá igual sobre ella misma. Que su vida, ahora tan importante, será de menos valor para ella una vez que tenga un niño.
Que ella renunciaría a ésta en un momento por salvar sus hijos, pero que también empezará a desear más años, no para lograr sus propios sueños, sino para ver a sus hijos lograr los suyos.
Yo quiero que ella sepa que una cicatriz de cesárea o las estrías se convertirán en insignias de honor. La relación de mi hija con su marido cambiará, pero no de la manera que ella piensa. Deseo que ella pudiera entender cuánto más uno puede amar a un hombre que tiene cuidado para empolvar a su bebé o que nunca duda para jugar con su niño. Yo pienso que ella debería saber que se sentirá de nuevo completamente enamorada de él por razones que ahora encontraría muy poco románticas.
Yo deseo que mi hija pudiera darse cuenta del lazo que ella sentirá con mujeres a lo largo de historia que han intentado detener guerras, discriminación y borrachos al volante.
Espero que ella entienda por qué yo puedo pensar racionalmente sobre la mayoría de los problemas, pero ponerme como loca cuando discuto sobre la amenaza que supone una guerra nuclear en el futuro de mis hijos.
Yo quiero describir a mi hija la euforia de ver a su niño cuando aprenda a montar una bicicleta. Quiero capturar para ella las carcajadas de un bebé que está tocando la piel suave de un perro o un gato por primera vez. Quiero que saboree la dicha que es tan real, que de hecho duele.
La mirada interrogativa de mi hija me hace caer en cuenta de las lágrimas que se han formado en mis ojos.
"Nunca te arrepentirás de ello" digo finalmente.
Entonces alcanzo por sobre la mesa la mano de mi hija y la aprieto y ofrezco una oración silenciosa por ella, y por mí, y por todas las mujeres que tropezaron en su camino hacia la más maravillosa de todas las profesiones.
Este regalo bendito de Dios... el hecho de ser Madre.

EL LLANTO MAS AMARGO

Estaba sola, a sus tiernos 17 años ya sufría la traición y el abandono, era madre de un niño pequeño y llevaba otra criatura en su vientre. Cuando perdió a su madre, ella no sabía oficio alguno, y ¿Quién la iba a emplear con un niño pequeño y otro en el vientre? Qué difícil es conseguir el pan cuando se es joven y se está desamparada. Su niño le pedía comida y ella se desgarraba en su dolor.
Aquella tarde, con su gran barriga, fue a la iglesia; la enorme panza la dificultó arrodillarse, pero lloró con profunda tristeza, luego fijó su mirada en el Cristo crucificado y le dijo (pensando en el hambre de su niño, y en su propia hambre):
- Señor, es realmente doloroso amar a mis hijos y sufrir por el hambre y el frío, no tenemos ni un techo seguro, ni una mano amiga, menos aún posibilidades para un empleo digno. Te doy gracias por la vida que nos das, y te suplico que me des las fuerzas suficientes para salir adelante y dar la bienvenida a este nuevo bebé que está por venir. Y por favor, te pido que nazca bien…
Después de un momento de silencio, se levantó tomando de la mano a su pequeño hijo, fortalecida interiormente, decidida a seguir luchando por ellos. Fueron tiempos difíciles, hubo días que no tuvo qué hacer, otros en cambio lavaba ropa ajena, limpiaba alguna casa, o hasta los vidrios de los carros, cualquier cosa…
Cuando su niña nació, no tenía nada, fue echada del lugar en donde se alojaba, por falta de pago, y así, sin posibilidades de elección, se perdió… Una esquina oscura fue el testigo fiel de una nueva mujer que se dedicaría al más antiguo de los oficios… Por amor a sus hijos. Al principio fue difícil, pero sus niños necesitaban muchas cosas. Y así, sin lujos, pero con mucho amor, les dio siempre lo necesario, aún a costa de su propio sacrificio. Los años pasaron y cuando sus hijos crecieron, ella, orgullosa de verlos ya casi convertidos en profesionistas, pensó que se acercaba el tiempo de descansar. Aún era joven, pero la vida que llevaba la había envejecido, y estaba enferma de tanto sufrir. Sería justo un cambio, sus hijos lo entenderían…

Eso pensaba ella, no sabiendo que una mala lengua, de ésas que no sienten vergüenza de clavar en los demás el dolor de sus puñales malintencionados, muy a su manera, le contó a la joven el pasado de su madre. Esa noche, cuando en medio de sus pensamientos, volvía cansada a casa y las gruesas gotas de la tormenta caían en los techos de las casitas del barrio, la primera mirada que encontró al entrar fue la de su hija, quien al verla le dijo:

- ¡Vete, no quiero verte!
¡Hoy supe que eres una prostituta; vete porque no eres digna del amor de tus hijos! ¡Me das asco!
Ella no supo qué responder, sabía que un día lo sabrían, siempre lo temió y siempre pensó que la reacción de ellos no seria agradable. Pero darles asco, eso no, esa palabra fue un puñal que se clavó en su alma, y corrió, corrió bajo la lluvia que parecía compartir con ella su dolor, derramando en su rostro un copioso llanto. Cuando empezó a amanecer, ella lloraba aún sentada en un canal, varias cuadras lejos de su casa. De pronto, una cálida sabana cubrió su espalda y al volver, vio al mayor de sus hijos:
- Madre, toda la noche te he buscado; ven volvamos a casa.
- No -le dijo-, tu hermana me desprecia, no sé si tú ya lo sepas…
- ¿Saber qué? Yo sólo sé que te quiero, que eres mi madre. Nada que venga de ti me avergüenza. Tú no eres más que una mujer valiente que se enfrentó a la vida como pudo para dar de comer a sus hijos.
Esa mañana los hermanos pelearon como nunca, ante la angustiada mirada de su madre:
- ¡Que se vaya! ¿No ves que es una cualquiera?, ¿no te da pena su oficio? A mí me da vergüenza que mis amigos sepan lo que ella es, y ya poco me falta para ser una profesionista, no soportaría sus señalamientos…
- Pues vete con tus amigos, que yo me quedaré con ella. Yo no me he olvidado de las veces que se sacó el pan de la boca para dárnoslo, y de las noches que veló junto a nuestra cama cuando estábamos enfermos. Tú y yo no tuvimos padre porque nos abandonó, pero en cambio tuvimos una madre que todo nos lo dio, ¿o es que alguna vez te faltó algo? Yo sólo sé que lo que soy se lo debo a ella. Si tú la desprecias, vete tú, que yo la amaré por los dos. Y así fue.
Los días y las noches pasaron, y aquella muchacha que con ímpetu de conquistador salió de su casa, segura de sí misma, nunca se graduó, pero en cambio encontró el amor… El amor traidor de un hombre que después de burlarse de ella aprovechándose de su inexperiencia, la abandonó; -como un día otro cobarde abandonara a su madre-, dejándola con un hijo en el vientre, sola como aquella a la que tan duramente había condenado, con hambre también, y en peor estado, el remordimiento de la crueldad con que había tratado a su madre, vivía atormentada, había envejecido rápidamente. Por hambre y por remordimiento, volvió al hogar…
Entró a la casa (de la que aún conservaba las llaves); su hermano, la miró fijamente, pero no había en su mirada reproches, sino amor.

- Vengo -le dijo- a pedirles perdón a ti y a mi madre. A quien tanto hice sufrir. El hermano bajó la mirada un momento, y luego le dijo:
- Sígueme.
La joven lo siguió varias calles hasta llegar hasta un cementerio y allí, entre las primeras tumbas de la entrada, blanca se erguía la tumba de su madre.
-¡Nooo! gritó espantosamente, porque se le desgarró el alma, y llorando se tiró sobre la tumba, la besó y arañando el cementerio pedía perdón. ¿Por qué?, se preguntaba, ¿Por qué no pude ver a mi madrecita por última vez?, ¿Por qué no pude pedirle perdón de rodillas, besar su frente, velar su cuerpo? ¿Por qué te fuiste madrecita sin que yo te diera mi último adiós? Allí, postrada sobre la tumba de su madre lloró el llanto más amargo de su vida.
El hermano, que a pesar del dolor conservaba la calma, le dijo:
- ¿Sabes? Hasta en el último momento te llamó.
Aquella noche de lluvia le hizo daño, le dio neumonía. Pero no llores, ella nos ha perdonado a los dos, yo también fui culpable por no perdonarte, no te busqué aunque ella me lo suplicó muchas veces. Y la deje consumirse de tristeza, extrañándote, llamándote… Pero aún en su lecho de muerte, ella te bendijo y me pidió que si volvías te recibiera con los brazos abiertos, como ella lo hubiera hecho, y que de ahí en adelante fuéramos unidos y nos amáramos como siempre nos enseñó. Ese día inicia hoy, hermanita, volvamos…
Los hermanos se retiraron lentamente y no pudieron escuchar que en la brisa suave que acariciaba sus frentes, su madre los bendijo por enésima vez.
"La madre no es buena ni mala: es madre. No nos toca a nosotros, como hijos, juzgar sus actos, porque es la propia vida la que con profundas heridas nos cobra el dolor que le hayamos causado.
Si aún conservas a tu madre, venérala como un ángel, y si ella te lastima, perdónala, pero jamás la señales, jamás la ofendas, jamás la desprecies ni te avergüences de ella, porque el llanto de remordimiento que has de llorar, es el llanto más amargo de tu vida!!

CARTA DE UNA SIMPLE AMA DE CASA




Querida familia:
Me voy.
Volveré cuando sepan dónde están guardadas las bolas de naftalina, cuando nuestra casa ya no tenga secretos para ninguno de ustedes, cuando sea capaces de descifrar los códigos de los botones de la lavadora, cuando logren reprimir el impulso de llamarme a gritos si se acaba la pasta de dientes o el papel higiénico.
Volveré cuando estén dispuestos a llevar conmigo la corona de reina de la casa.
Cuando no me necesites, más que para compartir.
Ya sé que me echarán de menos, estoy segura. También yo a ustedes, pero sólo desapareciendo podré rellenar los huecos que el cariño hacia ustedes me produce..
Sólo podré estar segura de que verdaderamente me quieren cuando no tengan necesidad de mí para comer o para vestir o para lavarse o para encontrar las tijeras.
Ya no quiero ser la reina de la casa, estoy harta, me he cansado de tan grande responsabilidad y he caído en la cuenta de que si sigo jugando el papel de madre súper no lograré inculcarles más que una mentalidad de súbditos. Y yo los quiero libres y moderadamente suficientes y autónomos.

Ya sé que su comportamiento conmigo no es más que un dejarse llevar por mi rutina; también por eso quiero poner tierra por medio. Si me quedo, seguiré poniendo todo al alcance de la mano, jugando mi papel de omnipresente para que me quieran más.

Sí, para que me quiera más.!!! Me he dado cuenta de que todo lo que hago es para que me quieran más, y eso me parece tan peligroso para ustedes como para mí. Es una trampa para todos.
Palabra de honor que no me voy por cansancio, aunque sea desgastante dormirse todas las noches pensando en la comida del día siguiente y hacer las compras a los saltos cuando vienes del trabajo y, a la larga, pesa mucho la manía de ver siempre un velo de polvo en los muebles cuando me siento un rato en el sofá, y la perenne atracción hacia la escoba y el trapeador.
Pero no es sólo por eso. No.!!
Tampoco me voy porque esté harta de poner la lavadora mientras me desabrocho el abrigo ni porque quiera estar más libre para hacer carrera en mi trabajo.
No. Hace ya mucho tiempo que tuve que elegir una perpetua interinidad en mi profesión porque no podía compatibilizar una mayor dedicación mental al trabajo profesional con la lista de la compra. Me voy para enseñarles a compartir, pero sobre todo me voy para ver si aprendo a delegar.

Porque si lo consigo, no volveré nunca más a sentirme culpable cuando no saquen notas brillantes o cuando se quemen las lentejas o cuando alguno no tenga la ropa planchada que ponerse.

La culpa de que sea imprescindible en casa es sólo mía, así que desapareciendo yo por unos días, se darán cuenta de que la monarquía doméstica es fácilmente derrocable y quizá yo pueda aprender la humildad necesaria para ser, cuando vuelva, una más entre la plebe.

Cuando encuentren la naftalina no dejen de avisarme. Seguro que para entonces yo también habré aprendido a no ser tan excesivamente buena.

Puede ser que ese día no nos querramos más, pero seguro que nos querremos mejor.
Besos.

Mamá.

Sólo soy un simple ser humano, como ustedes.

ANTES DE SER MAMA.............






Yo comía mi comida caliente. Mi ropa lucía planchada y limpia todo el día. Podía sostener largas y tranquilas conversaciones telefónicas.

Me dormía tarde, tan tarde como quería y jamás me preocupaban las desveladas. Cepillaba y cuidaba mi pelo, lucía uñas largas y hermosas. Mi casa estaba limpia y en orden, no tenía que recoger juguetes olvidados por todos lados.

No me apuraba si alguna de mis plantas era venenosa, ni pensaba en lo peligroso de las escaleras o las esquinas de mis muebles. No dejaba mi tiempo en consultas mensuales con el doctor, ni consideraba siquiera la palabra VACUNA.

No tenía que limpiar comida del suelo, ni lavar las huellas de pequeños deditos marcadas en los vidrios. Tenía control absoluto de mi mente, mis pensamientos, mi cuerpo y mi aspecto físico... Dormía toda la noche y los fines de semana eran totalmente relajados.


No me entristecían los gritos de los niños en la consulta médica, no tuve jamás que detener, con lágrimas en mis ojos, una piernita que sería inyectada.

Yo nunca sentí un nudo en la garganta al mirar a través de unos ojos llorosos y una carita sucia. No conocía la felicidad total con sólo recibir una mirada. No pasaba horas mirando la inocencia dormir en una cuna. Nunca sostuve a un bebé dormido SOLO porque no quería alejarlo de mí.

Nunca sentí que mi corazón se rompía en un millón de pedazos al no poder calmar el dolor de un niño. Nunca supe que algo tan pequeño, podía afectar TANTO mi mundo. Nunca supe que podía amar a alguien de ese modo, nunca supe que amaría como una MADRE.
Yo no conocía el sentimiento que provoca tener mi corazón fuera de mi cuerpo. No sabía que tan especial me sentiría al alimentar a un bebé! hambriento. No sabía de esa cercanía inmensa entre una madre y su hijo. No sabía que algo tan chico podría hacerme sentir tan importante.

No imaginaba tanta calidez, tanta dulzura, tanto amor. No imaginaba lo grande y lo maravilloso que sería, No imaginaba la satisfacción de ser madre, no sabía que yo era capaz de sentir tanto...
Hoy no imagino mi vida sin esa pequeña sonrisa picara y traviesa, sin esa huella de chocolate en la pared, sin ese olor a pureza, sin escuchar de unos pequeños labios esa palabra corta y larga a la vez..."Mami".

LAS AMIGAS

Una joven esposa estaba sentada en un sofá en un cálido y húmedo día, bebiendo té helado y charlando con su madre. Mientras hablaban sobre la vida, el matrimonio, las responsabilidades y las obligaciones de la adultez, la madre hizo tintinear los cubitos en el vaso pensativamente y miró a su hija seriamente.
"No te olvides de tus amigas" le advirtió, revolviendo las hojitas de té. Se volverán importantes a medida que madures. No importa cuánto quieras a tu marido y a tus hijos, siempre necesitarás a tus amigas. Recuerda salir con ellas, hacer cosas con ellas. Y recuerda que tus amigas no son solamente tus amigas, sino también tus hermanas, tus hijas y otros parientes también. Necesitarás otras mujeres -Siempre las necesitarás-
Qué extraño consejo, pensó la joven; acabo de casarme, de entrar en el mundo adulto; soy una mujer casada, no una niñita que necesita amigas. Seguramente mi marido y mi futura familia serán suficiente para darle sentido a mi vida. Pero escuchó a su madre, se mantuvo en contacto con ellas e hizo cada vez más amigas.
Al pasar el tiempo se fue dando cuenta que su madre tenía razón. A medida que el tiempo y la naturaleza producen sus cambios y misterios en la mujer, las amigas son indispensables en la vida. Cuidan tus hijos y guardan tus secretos, te dan consejo cuando lo pides, que a veces sigues y a veces no; te sacan de apuros, te ayudan a dejar las malas relaciones, harán una fiesta para tus hijos cuando se casen o tengan un bebé, manejan en tormentas, nevadas o granizos o en la madrugada para ir a ayudarte.
Te escuchan cuando pierdes el trabajo o un amigo, te escuchan cuando tus hijos te rompen el corazón, te escuchan cuando los cuerpos y mentes de tus padres fallan. Lloran contigo cuando muere alguien que amas. Te respaldan cuando los hombres de tu vida te decepcionan. Te ayudan a juntar los pedazos cuando los hombres empacan y se van. Se alegran con tu felicidad y están listas a destruir lo que te hace infeliz.

El tiempo pasa,
la vida sucede,
la distancia separa,
los chicos crecen,
el amor se derrite y se evapora,
los corazones se rompen,
las carreras terminan,
los trabajos viene y van,
los padres mueren,
los colegas olvidan los favores,
los hombres no llaman cuando prometen...

Pero las amigas están ahí, no importa el tiempo ni la distancia entre ustedes; una amiga nunca está tan lejos que no la alcance tu necesidad. Cuando tengas que caminar por ese valle solitario y lo tengas que hacer sola, tus amigas estarán en el borde, alentándote, orando por ti, interviniendo y esperándote del otro lado. A veces hasta quebrarán las reglas y caminarán contigo. Las amigas son la bendición de la vida. El mundo no sería igual sin ellas, ni yo sería la misma. Cuando empezamos esta aventura llamada femineidad, no teníamos idea de las increíbles alegrías y tristezas que nos esperaban; ni sabíamos cuanto íbamos a necesitarnos.

RECIBI FLORES HOY

Recibí flores hoy!





Recibí flores hoy!

No es nuestro aniversario o ningún otro día especial;
anoche me aventó contra la pared y comenzó a ahorcarme.

Parecía una pesadilla, pero de las pesadillas despiertas
y sabes que no es real; me levanté esta mañana adolorida y con golpes en todos lados, pero yo sé que está arrepentido; porque él me mando flores hoy...

Recibí flores hoy!

Y no es día de San Valentín o ningún otro día especial;
anoche me golpeó y amenazó con matarme; ni el maquillaje o las mangas largas podían esconder las cortadas y golpes que me ocasionó esta vez.

No pude ir al trabajo hoy, porque no quería que se dieran cuenta, pero yo sé que esta arrepentido; por que él me mandó flores hoy...


Recibí flores hoy!


Y no era el día de las madres o ningún otro día especial; anoche el me volvió a golpear, pero esta vez fue mucho peor.

Si logro dejarlo, qué voy a hacer?

Cómo podría yo sola sacar adelante a los niños?

Qué pasará si nos falta el dinero?

Le tengo tanto miedo, pero dependo tanto de él, que temo dejarlo.

Pero yo sé que está arrepentido, por que él me mando flores hoy...


Recibí flores hoy!


Hoy es un día muy especial: Es el día de mi funeral. Anoche por fin logró matarme. Me golpeó hasta morir.

Si por lo menos hubiera tenido el valor y la fortaleza de dejarlo; si hubiera aceptado la ayuda profesional.

Hoy no hubiera recibido flores!

Anónimo

¡¡¡ POR UNA VIDA SIN VIOLENCIA !!!

Compartan este mensaje... para crear conciencia.

No dejemos que continúe. Es una realidad muy triste.

El respeto hacia la mujer es básico, que sientan el amor que tenemos hacia ellas, ya que de ellas nacimos

MUJERES MALTRATADAS........................



Tolerancia cero ante los maltratos hacia la mujer, siempre, en todas sus formas y en todas las ocasiones.
* Cuando tu novio, marido o compañero, te golpea, te insulta, te amenaza, te hace sentir humillada, estupida o inutil, entonces eres una mujer maltratada.. DENÚNCIALO!
* Si no te deja trabajar o estudiar, si te quita el dinero que ganas o no te da lo que precisas para las necesidades básicas de la familia. Si te controla o acosa y decide por ti, eres una mujer maltratada... DENÚNCIALO!
* Si te impide ver a tu familia o tener contacto con tus amigos, vecinos, etc, también eres una mujer maltratada... DENÚNCIALO!

LOS MALTRATOS A LA MUJER ROMPEN EL CORAZÓN.

- El valor de un hombre no se mide por su fuerza sino por la capacidad que tiene para el cuidado de la vida. El patriarcado inventa "perfiles" para esconder su propia violencia.
- Con el silencio nos hacemos cómplices de la violencia. ¡DENUNCIEMOS!
- Los malos tratos vistos desde fuera son atroces, pero vistos desde dentro son devastadores. El maltratador es un delincuente, pero la mujer maltratada se convierte en una persona gravemente afectada psicológicamente:
* La autoestima de las mujeres baja a niveles mínimos.
* Tienden a interiorizar el machismo del marido y de las figuras de autoridad.
* Las familias en donde hay maltrato, generalmente son familias donde los roles están muy separados. El rol del marido tiene mucha importancia, y la mujer se considera que aporta menos, por eso ellas, las mujeres, pierden su autoestima.
* Tienen miedo, estrés, conmoción psíquica aguda, ansiedad, depresión, desorientación, incomunicación y aislamiento provocado por el continuo desamparo social.
* Muchas cortan con la familia para que no se enteren de lo que pasa. Lo normal es que la víctima tarde de 6 a 10 años en poner una denuncia y varios años en que los que la rodean sepan la realidad.
* Tienen sentimiento de subordinación y dependencia y, además, sienten incertidumbre. Ellas mismas se culpabilizan. "...quizás soy yo la que no supe hacerlo", dicen algunas. "Estaba celoso, le saqué yo de quicio"...
* Están desmotivadas y tienen una profunda ausencia de esperanza, lo que se llama una visión de túnel. Piensan que su vida esta totalmente perdida.
* Carecen de poder real interior para superar los problemas de: impotencia, indecisión, vivencia de la realidad o creación de roles alternativos.
* Se crea el "síndrome de la mujer maltratada", que es algo parecido al síndrome de Estocolmo, donde uno se identifica con la figura de poder y de valor que ve; en este caso el marido.
* Muchas mujeres maltratadas tienen unos antecedentes parentales de violencia con lo cual tienden a elegir parejas violentas.
* Tienen poco o nulo margen en la toma de decisiones con lo que respecta a la vida de pareja y a la suya propia.
* Baja interiorización de valores sociales y democráticos e incluso también religiosos.
* Padecen a veces trastornos alimentarios severos como anorexia o bulimia. Trastornos del sueño. Irritabilidad y reacciones de indignación fuera de contexto.
* También, son frecuentes trastornos de alcoholismo y de ludopatía (Adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar)
* Muchas de las mujeres aficionadas al bingo son, en muchos casos, mujeres maltratadas y áltamente deprimidas
¿CUÁNTAS DE ELLAS SERÁN MALTRATADAS?
NO SEAS CÓMPLICE DE ESTA BARBARIE
¡DENÚNCIALO NO SIGAMOS PERMITIÉNDOLO!
*El 79.35% de las muertes de mujeres ocurrieron en sus domicilios; por arma blanca, el 42.48%; estranguladas o asfixiadas, el 16.99%, y por armas de fuego el 16.34%.
Infórmate Amiga! Recuerda que la mejor arma de los agresores



martes, 18 de abril de 2017

CUIDADO, EL CHISME DESTRUYE A LAS FAMILIAS..........................

Papa Francisco: Cuidado, el chisme destruye a las familias

- El Papa Francisco celebró esta mañana su habitual Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, donde nos recordó que las divisiones comienzan con la lengua de los que siembran cizaña, y que con sus chismes destruyen las familias y comunidades, ocasionando odio y guerras.
En su homilía reflexionó sobre las palabras y la oración que Jesús realiza por “la unidad de las comunidades cristianas, de las familias cristianas”, y recordó que estás deben testimoniar que el Padre ha enviado a Jesús. “Quizá llegar a la unidad es una de las cosas más difíciles”, agregó.
El Santo Padre, recordó la historia de la Iglesia y dijo que ésta “nos hace avergonzar tantas veces: ¡hicimos guerras contra nuestros hermanos cristianos! Pensemos en una, la Guerra de los Treinta Años”.
“¡Tenemos que pedir perdón al Señor por esta historia! Una historia, tantas veces de divisiones y no sólo en el pasado… ¡Aún hoy! ¡Aún hoy! Y el mundo ve que estamos divididos”, dijo el Papa. Señaló que muchos se preguntan: “Cómo, Jesús ha resucitado y está vivo ¿y sus discípulos no se ponen de acuerdo?”, “que se pongan de acuerdo, después veremos”.
“Una vez, un cristiano católico le preguntó a otro cristiano de Oriente, también católico: ‘Mi Cristo resucita pasado mañana. El tuyo ¿cuándo resucita? ¡Ni siquiera en la Pascua estamos unidos! Y el mundo no cree” dijo Francisco.
El Papa nos recordó que también en las comunidades cristianas hay egoísmo, celos, envidias, divisiones, y todo ello lleva al chisme, a chismear unos de otros. Además señaló que “fue la envidia del diablo la que hizo entrar el pecado en el mundo”.
“¡Cuántos chismes!”, exclamó el Papa. Recordó que “las divisiones comienzan con la lengua de los que siembran cizaña” y esto se da “¡por envidia, celos y también por cerrazón!”. Además afirmó que “La lengua es capaz de destruir una familia, una comunidad, una sociedad, de sembrar odio y guerras”.
El Papa dijo que en vez de buscar una clarificación, es más cómodo chismear y destruir la fama del otro. En ese sentido recordó un episodio de la vida de San Felipe Neri, que le dijo a una mujer chismosa, como penitencia, que desplumara una gallina y desparramara las plumas, para luego intentar recogerlas, a lo que ella respondió que es imposible. El santo le señaló que así es con los chismes.
El Papa dijo que “el chismear es así: embarrar al otro”. Dijo además que “¡El que chismea embarra! ¡Destruye! Destruye la fama, destruye la vida y tantas veces sin motivo, contra la verdad”.
El Papa pidió que “roguemos al Señor que nos dé la gracia, porque es tanta, tanta la fuerza del diablo, del pecado que nos empuja a la desunión”. “Que nos dé la gracia, que nos dé el don: y ¿cuál es el don que hace la unidad? ¡El Espíritu Santo!”. Concluyó pidiendo “que nos dé este don que hace la armonía, porque Él es la armonía, la gloria en nuestras comunidades. Y que nos dé la paz, pero con la unidad. Pidamos la gracia de la unidad para todos los cristianos, la gracia grande y la gracia pequeña de cada día para nuestras comunidades, nuestras familias. ¡Y la gracia de poner un freno a la lengua!

ME HICIERON SENTIR QUE NO VALGO NADA

Padre: me hicieron sentir que no valgo nada

Desde hace unos días he tenido situaciones difíciles y necesito pasar más tiempo con mi Señor en el sagrario y me pongo meditar esta cita bíblica: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera” Mt 11,28-30, yo me sentía así, cansado, agobiado, necesitaba su alivio. 
Mientras estaba de rodillas lo único que le pedía a Dios era que me ayudara a aceptar su voluntad, que me diera la fe que me faltaba para saber que a pesar de que no estaba feliz con lo que estaba pasando sus planes eran perfectos y al final de mi vida entendería los porqués de todo lo que ahora me lastimaba.
Justo en ese momento, escuchaba a mis espaldas que alguien estaba sollozando, no quise mirar para no molestar, y seguí rezando, ahora también por la persona que estaba atrás de mí.
Al poco rato la joven se acercó y comenzó a platicarme sus penas, era una indígena de la sierra de Hidalgo que vino a estudiar a la universidad con una tía que prometió ayudarle. Al inicio todo iba muy bien, pero poco a poco la tía comenzó a cambiar de actitud, primero le dijo que ya no podía comer en la mesa con todos, debía esperarse y comer lo que sobraba, luego le quitó su cuarto y la mandó a un pasillo con unas cobijas, tampoco le permitía ver televisión mientras ellos estaban allí, por último le exigió que hiciera todo el quehacer cuando llegara a casa. 
La pobre muchacha estaba muy triste, lo que más le dolía es que no la trataban como un miembro de la familia, sus primos se burlaban de que era una indígena y su tío no la consideraba su igual. Sufría infinidad de humillaciones y últimamente pensaba en quitarse la vida. 
Mientras ella hablaba llegaban a mi mente cosas que había escuchado: "Padre, mi suegra no me acepta porque no soy de ciudad", "Mis papás no me quieren porque no llevo tan buenas calificaciones como mis hermanos", "En mi familia se burlan de mis hijos porque no tienen ropa de marca", "Me hacen menos porque no estudié", "No me aceptan porque mi esposo me dejó", "No me invitan a fiestas porque piensan que no soy de su clase"...
La discriminación que sufre esta muchacha es un extremo, pero cuántas veces al interior de nuestras familias, escuela y trabajo discriminamos "discretamente", con miradas, groserías, burlas... Aunque parece que es un juego inocente las personas sufren, pregúntenme a mí que soy sacerdote y que diariamente escucho el dolor de mucha gente. Las personas viven destrozadas por estas actitudes.
La escuché y le expliqué que nadie tenía el derecho de hacerla sentir mal pues Dios la había creado para ser feliz, le pedí que orara mucho para que el buen Jesús la mirara con ternura y le hiciera darse cuenta de su verdadero valor y nunca más permitiera que ni su familia ni nadie le quitara su felicidad y concentración para alcanzar sus sueños, después le pedí que juntos rezáramos por nosotros, pero también por la conversión de nuestros agresores:
Señor Jesús, te pedimos que nos fortalezcas con tu Santo Espíritu de tal forma que nos proteja contra las ofensas que recibamos y así nada ni nadie nos lastime, nos entristezca o nos quite la alegría. 
Te suplicamos también que toques el corazón de todas las personas que intencionalmente o sin darse cuenta humillan, hieren y maltratan a su familia, amigos o conocidos sin darse cuenta del daño que les hacen.
Tú que fuiste humillado y maltratado en la Cruz concédenos la gracia de verte en nuestros hermanos que sufren pequeñas o grandes crucifixiones diariamente y concédeles la gracia de descubrir que es a Ti a quien hieren. Dales tu sabiduría para cambiar la violencia en amor, la discriminación en comprensión, el odio en ternura, la soberbia en humildad y los sarcasmos en sonrisas.
Terminamos de orar y espontáneamente me prometió: "Me comprometo delante de Dios y de usted a creerme la dignidad que me ha dado mi Dios y sobretodo a no lastimar de la misma manera, porque yo también puedo pecar de creerme superior a alguien más". 
Sabias sus palabras, cuánto deseo que todos hagamos la misma promesa en nombre de Cristo, quién sufrió y murió en manos de personas tan normales como tú y yo, pero que no supieron medir sus palabras y acciones.
Por cierto, sobre el cansancio y agobio que sentía, cuando terminé de hablar con esta muchacha me di cuenta de que gracias a mi buen Jesús, cuyos modos de obrar son maravillosos, salimos los dos muy reconfortados, no pude más que decirle: "Gracias Señor".

HISTORIA DE UN AMARGADO............

Historia de un amargado que no quería ver feliz a nadie

En mi vida me he encontrado con miles de personas, siempre he sido muy sociable, me gusta hablar, saludar, hacer reír un poco, y ahora como sacerdote estos encuentros han aumentado mucho, tengo la dicha de participar en los momentos más grandes de las personas, desde los más alegres como el nacimiento de un hijo, el matrimonio de unos enamorados, las celebraciones de cumpleaños y muchas otras acciones de gracias; así como en los momentos tristes: enfermedad, tristezas, depresiones y muerte…
Puedo decir que he oído y visto muchas cosas, buena y malas. Francamente nunca me he espantado demasiado, porque en mi propia vida he gozado la misericordia de Dios, sintiéndome perdonado y amado por Dios a pesar de mis debilidades, así que entiendo que todos tenemos nuestro momento para corregir y cambiar; simplemente los encomiendo a Dios, sé que sus tiempos son perfectos, que escribe en renglones torcidos y que al final todos terminaremos con Él.
Pero hace una semana me ha impactado algo que escuché a una persona que conozco desde hace muchos años, tenía mucho que me pedía un tiempo para platicar y ese tiempo se llegó, nos encontramos, me contó sobre un negocio que puso y lo bien que le va. Todo iba bien hasta que me dijo que tenía un empleado muy eficiente y estaba muy contento de tenerlo, pero para que fuera perfecto todavía debía quitarle un defecto: 
- “A qué bien, y ¿qué es lo que quieres cambiarle?”
- “Se ríe mucho, siempre anda feliz, le tengo que quitar esa sonrisa de la cara”.
- “Perdón, no te entendí, ¿por qué si es tan bueno le quieres quitar la sonrisa?”
- “Detesto a la gente feliz, la vida no es para andar sonriendo como si todo fuera tan fácil, ya le he dado unos buenos sustos pero aún sigue muy alegre, lo voy a amenazar con despedirlo, verás que se le va a quitar rápido esa carita de felicidad”.
Quedé completamente frío, aunque intenté explicarle que todos tenemos derecho a ser felices y que su actitud hacia esta persona no era muy cristiana terminó diciéndome: 
- “Pues mira, serás muy el padrecito, pero las cosas se hacen a mi modo, si a mi esposa le quite esa tonta sonrisa, verás que haré lo mismo con este”.
Francamente no lo podía creer, sé que hay personas que hacen sufrir y que lastiman pero nunca había pensado que lo hicieran de forma consciente, siempre rezaba y le pedía a Dios que se dieran cuenta del mal que hacían, pero ahora también debo rezar por los que conscientemente deciden lastimar, humillar y maltratar a los demás. 
¡Tengamos cuidado, la envidia no tiene límites! En el fondo esas ganas de quitarle la felicidad son pura envidia, como él no puede sonreír, ni disfrutar la vida, ni ser feliz, erradamente decide quitarle lo que él no puede poseer. Nunca permitamos que la envidia nos haga desearle el mal a los demás, mejor pidámosle a Dios serenidad y sabiduría para estar satisfechos con lo que tenemos.
“Padre bueno, cariñoso y cercano, qué triste es cuando vivimos cegados, deseando el mal a los demás, sin querer cambiar, poseídos por la envidia y actuando en contra de nuestros hermanos. Toca el corazón de los que desean ver hundido y humillado a su hermano, recuérdales tus palabras: "Lo que hiciste al más pequeño de mis hermanos a mí me lo hiciste" (Mt 25,40). Y de manera muy especial te pido por quienes conviven con personas tóxicas, envidiosas y perversas, dales sabiduría para que se alejen y mejor elijan rodearse de personas que quieran su bien, y si no pueden tomar distancia hazles sentir tu amor, tu fuerza y tu paciencia para sobrellevar santamente estas situaciones tan difíciles.”