miércoles, 25 de enero de 2017

EL TERCER SECRETO DE FATIMA

El "tercer secreto" de Fátima: cinco revelaciones sorprendentes

No dejes de leer estas cinco revelaciones explicadas por el Papa Benedicto XVI
Aquí cinco revelaciones sorprendentes que se desprenden del “tercer secreto” de Nuestra Señora de Fátima tal y como lo interpretó el cardenal Ratzinger (ahora papa emérito Benedicto XVI).
¡Penitencia, penitencia, penitencia!
  1. “La palabra clave de este “secreto” es el triple grito: “¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!”. Nos vuelve a la mente el inicio del Evangelio: paenitemini et credite evangelio (Mc 1, 15). Comprender los signos del tiempo significa: comprender la urgencia de la penitencia – de la conversión – de la fe. Esta es la respuesta correcta al momento histórico, que está caracterizado por grandes peligros, los cuales serán delineados en las imágenes sucesivas”.
El mensaje central de Nuestra Señora de Fátima era “Penitencia”. Ha querido recordar al mundo la necesidad de alejarse del mal y de reparar los daños provocados por nuestros pecados. Esta es la “clave” para comprender el resto del “secreto”. Todo gira en torno a la necesidad de penitencia.
Nosotros hemos forjado la espada de fuego
  1. “El ángel con la espada de fuego a la izquierda de la Madre de Dios recuerda imágenes análogas del Apocalipsis. Este representa la amenaza del juicio, que se cierne sobre el mundo. La perspectiva que el mundo podría ser carbonizado en un mar de llamas, hoy no parece ya que sea una pura fantasía: el hombre mismo ha preparado con sus inventos la espada de fuego. La visión muestra después la fuerza que se contrapone al poder de la destrucción — el esplendor de la Madre de Dios, y, procedente en cierto modo de ello, la llamada a la penitencia”.
Esta parte de la aparición tiende a ser la más angustiosa. Parece que Dios puede destruirnos a todos con una “espada de fuego”.
Pero el cardenal Ratzinger, sin embargo, subraya que la “espada de fuego” sería algo que creamos nosotros (como la bomba atómica) más que un fuego que desciende del cielo. La buena noticia es que la visión afirma que la espada de fuego se extingue al contacto con el esplendor de la Virgen, en conexión con la llamada a la penitencia. La Virgen tiene la última palabra, y su esplendor puede detener cualquier cataclisma.
El futuro no está grabado en piedra
  1. “Se subraya la importancia de la libertad del hombre: el futuro no está de hecho determinado de modo inmutable, y la imagen, que los niños vieron, no es un film anticipado del futuro, del que nada podría ser cambiado. Toda la visión sucede en realidad sólo para apelar a la libertad humana, para encaminarla en una dirección positiva… El sentido de la visión … es… el de movilizar las fuerzas del cambio al bien”.
Contrariamente a la convicción popular, las intensas visiones ofrecidas por Nuestra Señora de Fátima no son una previsión de lo que sucederá. Son una previsión de lo que podría suceder si no respondemos al llamamiento a la penitencia y a la conversión del corazón que la Virgen hace. Tenemos aún nuestro libre albedrío, y se nos exhorta a usarlo por el bien de toda la humanidad.
La sangre de los mártires es semilla de la Iglesia
  1. “La conclusión del ‘secreto’… es una visión consoladora, que quiere hacer permeable al poder curador de Dios una historia de sangre y lágrimas. Los ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires y riegan así las almas, que se acercan a Dios… Como por la muerte de Cristo, de su costado abierto, nació la Iglesia, así la muerte de los testigos es fecunda para la vida de la Iglesia. La visión de la tercera parte del ‘secreto’, tan angustiosa al principio, se concluye con una imagen de esperanza: ningún sufrimiento es vano, y precisamente una Iglesia sufriente, una Iglesia de mártires, se convierte en signo indicador para la búsqueda de Dios por parte del hombre”
Es verdad que la visión contiene mucho sufrimiento, pero no es en vano. La Iglesia puede tener que sufrir mucho en los años venideros, y esto puede no ser una sorpresa. La Iglesia ha vivido la persecución desde la crucifixión, y nuestro sufrimiento en la época actual producirá efectos positivos solo en el futuro.
Tened valor, yo he vencido al mundo
  1. “‘Mi Corazón Inmaculado triunfará’. ¿Qué significa? El Corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que las armas de todo tipo … El maligno tiene poder en este mundo … tiene poder porque nuestra libertad se deja continuamente separar de Dios. Pero… la libertad para el mal no tiene la última palabra. Desde entonces vale la palabra: ‘En el mundo tendréis tribulaciones, pero ánimo, yo he vencido al mundo’ (Jn 16, 33). El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa”
Para concluir, el “secreto” de Fátima nos da esperanza en este mundo lacerado por el odio, por el egoísmo y por la guerra. Satanás no triunfará, y sus planes malvados serán obstaculizados por el Corazón Inmaculado de María. Podrá haber sufrimiento en el futuro próximo, pero si nos agarramos a Jesús y a Su Madre saldremos victoriosos.
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COMO REZAR PARA QUE DIOS TE ESCUCHE

Cómo rezar para que Dios te escuche en la oración

La oración no es una varita mágica, dice el Papa Francisco
Orar siempre sin desanimarse
La parábola evangélica que apenas hemos escuchado (Cfr. Lc 18,1-8)contiene una enseñanza importante: "es necesario orar siempre sin desanimarse". Por lo tanto, no se trata de orar algunas veces, cuando tengo ganas. No, Jesús dice que se necesita "orar siempre sin desanimarse". Y pone el ejemplo de la viuda y el juez.
El juez es un personaje poderoso, llamado a emitir sentencias basándose en la Ley de Moisés. Por esto la tradición bíblica exhortaba que los jueces sean personas timoratas de Dios, dignas de fe, imparciales e incorruptibles.

Perversos vs. débiles

Nos hará bien escuchar esto también hoy, ¡eh! Al contrario, este juez no temía a Dios ni le importaban los hombres. Era un juez perverso, sin escrúpulos, que no tenía en cuenta a la Ley pero hacia lo que quería, según sus intereses. A él se dirige una viuda para obtener justicia. Las viudas, junto a los huérfanos y a los extranjeros, eran las categorías más débiles de la sociedad. Sus derechos tutelados por la Ley podían ser pisoteados con facilidad porque, siendo personas solas e indefensas, difícilmente podían hacerse valer: una pobre viuda, ahí, sola, nadie la defiende, podían ignorarla, incluso no hacerle justicia; así también el huérfano, así el extranjero, el migrante. ¡Lo mismo!
En aquel tiempo era muy fuerte esto. Ante la indiferencia del juez, la viuda recurre a su única arma: continuar insistentemente en fastidiarlo presentándole su pedido de justicia. Y justamente con esta perseverancia alcanza su objetivo. El juez, de hecho, en cierto momento la compensa, no porque es movido por la misericordia, ni porque la conciencia se lo impone; simplemente admite: "Pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme"

El Padre siempre hace justicia a los suyos

De esta parábola Jesús saca una doble conclusión: si la viuda ha logrado convencer al juez deshonesto con sus pedidos insistentes, cuanto más Dios, que es Padre bueno y justo, hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche; y además no «es hará esperar por mucho tiempo, sino actuará rápidamente
Por esto, Jesús exhorta a orar sin desfallecer. Todos sentimos momentos de cansancio y de desánimo, sobre todo cuando nuestra oración parece ineficaz. Pero Jesús nos asegura: a diferencia del juez injusto, que Dios escucha rápidamente a sus hijos, aunque si esto no significa que lo haga en los tiempos y en los modos que nosotros quisiéramos.

La oración no es una varita mágica

¡La oración no es una varita mágica! ¡No es una varita mágica! Ésta nos ayuda a conservar la fe en Dios y a confiar en Él incluso cuando no comprendemos su voluntad. En esto, Jesús mismo – ¡que oraba tanto! – nos da el ejemplo.
La Carta a los Hebreos recuerda que:
"Él dirigió durante su vida terrena súplicas y plegarias, con fuertes gritos y lágrimas, a aquel que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su humilde sumisión" (5,7).
A primera vista esta afirmación parece inverosímil, porque Jesús ha muerto en la cruz. No obstante la Carta a los Hebreos no se equivoca: Dios de verdad ha salvado a Jesús de la muerte dándole sobre ella la completa victoria, pero ¡el camino recorrido para obtenerla ha pasado a través de la misma muerte!

La oración transforma el deseo

La referencia a la súplica que Dios ha escuchado se refiere a la oración de Jesús en el Getsemaní. Invadido por la angustia oprimente, Jesús pide al Padre que lo libere del cáliz amargo de la pasión, pero su oración esta empapada de la confianza en el Padre y se encomienda sin reservas a su voluntad: «Pero – dice Jesús – no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Mt 26,39).
El objeto de la oración pasa a un segundo plano; lo que importa antes de nada es la relación con el Padre. Es esto lo que hace la oración: transforma el deseo y lo modela según la voluntad de Dios, cualquiera que esa sea, porque quien ora aspira ante todo a la unión con Dios, que es Amor misericordioso.

Nunca desistir en la oración

La parábola termina con una pregunta: "Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?". Y con esta pregunta estamos todos advertidos: no debemos desistir en la oración aunque no sea correspondida. ¡Es la oración que conserva la fe, sin ella la fe vacila!
Pidamos al Señor una fe que se haga oración incesante, perseverante, como aquella de la viuda de la parábola, una fe que se nutre del deseo de su llegada. Y en la oración experimentamos la compasión de Dios, que como un Padre va al encuentro de sus hijos lleno de amor misericordioso. ¡Gracias!

HAY UN PECADO QUE DIOS NO PERDONA.....................

Hay un pecado que Dios no perdona, ¿sabes cuál?



“Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno.”(Mc. 3, 29)
Hay muchos que ante esta cita bíblica quedan desconcertados y a la final, o se hacen de la vista gorda para no complicarse la existencia y continúan con su vida, o quedan con la idea de que Dios perdona todo pero que Su misericordia tiene un “límite” cuando del Espíritu Santo se trata, tirando al traste las veintiséis veces en que el Salmo 135 afirma que “(…) es eterna su misericordia”(Salmo 135, 1- 26)… seamos realistas, también habrán de los que ni sabían de la existencia de esta cita pero ya que la leyeron, pues de una vez harán el esfuerzo de informarse.
El contexto para evitar el pretexto
Para poder comprender a qué se refería Jesús con estas palabras, debemos ir hacia atrás (del texto bíblico… por favor regrese al asiento), y ver toda la historia. Cuando vemos una cita bíblica sin saber en qué momento fue dicha, a quién fue dicha y las circunstancias del evento, podemos fácilmente malentender (y malinterpretar) la cita. Revisar Marcos 3, 20-30 nos dará un contexto amplio sobre la afirmación que ha hecho Cristo. (Tal vez quieran –deban–  leerlo antes de continuar)
En Mc. 3,20 vemos a Jesús expulsando demonios aquí y allá, mientras algunas autoridades judías empezaron a decirles a los demás que era Jesús quien estaba poseído, y que era por el poder de Satanás que podía expulsar a los demonios.
Después de explicar porqué “expulsar a Satanás con el poder de Satanás” no tenía sentido (admitámoslo, debió ser más ridículo escucharlo que leerlo), Jesús pronuncia estas palabras que hemos citado al inicio, refiriéndose al pecado que no será perdonado.
Básicamente, la gente estaba diciendo que la obra del Espíritu Santo era en realidad obra de Satanás. Ahora, debemos tener en cuenta que Jesús vino exclusivamente a hacer la obra de Dios (para mostrarnos el amor del Padre y para perdonarnos por el pecado que nos mantenía separados de Él). Si fallamos en reconocer y aceptar esa obra, nos estamos cerrando a la misericordia y el perdón que Dios está tratando de darnos. Si ese es el caso, ¿cómo podremos ser perdonados?
Siendo más claros…
“(…) No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo. Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna”(Catecismo de la Iglesia Católica, 1864)
No es que haya gente que vaya por la vida diciendo que las obras de Cristo en realidad son de Satanás – aunque puede que sí los haya –, sino que basta el hecho de cerrarnos a la misericordia de Dios, creyendo que nuestro pecado es más grande que Su misericordia. Básicamente se reduce a esto: cuando no creemos que Dios puede salvarnos, estamos cerrando nuestro corazón al Espíritu Santo, y por tanto Dios no nos puede salvar. No se trata de que Dios no “pueda” perdonarnos, sino que nosotros no queremos ser perdonados.
En otras palabras mis estimados, ni la misericordia de Dios tiene un límite, ni hay necesidad de inventarse “pecados imperdonables” para explicar esta cita bíblica. Sencillamente – y están en toda la libertad de ponerlo en su muro de Facebook ahora mismo – el único pecado que Dios no puede perdonar, es aquél por el cual nos rehusamos a pedir perdón.
¡Dios los bendiga!

HOY DESCUBRI QUE ME FALTA FE..

Hoy descubrí que me falta fe

El domingo que el evangelio nos recordaba a san Juan Bautista proclamando que Jesús era el hijo de Dios, me quedé pensando, no ha de ver sido fácil hacer esta afirmación cuando un Rey quería tu cabeza en una bandeja de plata... ¿qué hacía que san Juan no tuviera miedo si no gozaba ni de poder, ni de dinero, ni de amigos importantes…? Lo único que tenía en abundancia era fe en Dios.
Y es que la fe del Bautista fue más grande que las amenazas de Herodes, su confianza Dios le quitó el miedo y alegremente anunció la venida del Hijo de Dios. ¡Sería maravilloso que tuviéramos una fe así de profunda! Nuestra vida sería bien diferente... muchos vivimos en una angustia constante, o con una tristeza bien arraigada… sin duda en esos momentos nos falta más fe para saber que Cristo nunca nos dejará solos y que nos sacará bien librados de todos nuestros aprietos. 
CREAMOS EN DIOS EN MEDIO DE LAS DIFICULTADES
Todos con facilidad decimos que creemos en Dios cuando nuestra vida es bendecida, cuando no nos falta nada, cuando nuestra familia está bien, pero la verdadera fe se prueba en medio de las dificultades. Piensa en los santos, aunque sufrían persecuciones, hambre, soledad, enfermedades, calumnias y demás... tenían su fe bien firme en Dios y no temblaban porque sabían que el que tiene la última palabra es Dios. Su fe les decía que nada ni nadie los separaría del amor de Cristo, el cual era su protector, y antes bien en medio de las dificultades su confianza en Dios les aumentaba las fuerzas y la alegría; incluso en la cárcel daban gloria a Dios, en el martirio sonreían y sin dinero hacían grandes obras. Ahora te pregunto a ti: ¿tiemblas ante las dificultades? Y si tu respuesta es 'sí' necesitas aumentar tu fe para descubrir que Dios es más grande que todos tus problemas, más fuerte que cualquier enemigo, más poderoso que cualquier dificultad... 
CREAMOS EN DIOS EN LA ENFERMEDAD
Lamentablemente la enfermedad en algún momento toca nuestras vidas o las de nuestros seres queridos y cuando esto ocurre no sabemos qué hacer y nos angustiamos... pero conozco muchas personas que aunque están en fase terminal se les ve tan serenas y alegres que desconciertan, y preguntándoles cuál es su secreto te afirman que Dios está detrás de esa paz, dándoles fortaleza. Cuántos de nosotros ante una enfermedad nos ponemos tristes, nos deprimidos, incluso nos enojamos con Dios y le reclamamos: "¿Porque a nosotros Señor?" El problema no es la enfermedad, sino la falta fe, necesitamos poner nuestra esperanza en el buen Jesús que pasó toda su vida sanando enfermos y dando esperanza a los que lo necesitaban. Así es que si la enfermedad te hace tambalear, ¡aumenta tu fe y descubrirás que no hay imposibles para Dios!
CREAMOS QUE DIOS NOS AYUDARÁ A CAMBIAR
Los grandes santos tienen metas bien altas, pero la primera es cambiar de vida, alejarse del pecado. No es suficiente con decir que tenemos fe, ella nos tiene que ayudar a detenernos cuando queramos hacer el mal, a detenernos de recaer en nuestros vicios, a detenernos cuando la violencia llené nuestro ser, ¡nuestra fe debe ayudarnos a ser santos! Hay personas que me dicen que ya lo intentaron todo, que no pueden cambiar y portarse bien, ¿no será más bien que les falta fe en que Dios tiene el poder para ayudarlos a cambiar? Necesitamos comprometernos y ser mejores cada día, tú y yo sabemos a qué debemos renunciar, ánimo, aumenta tu fe y pronto santo serás.
De antemano a todos nos falta fe, no importa que tan cercanos estemos a Dios llegan momentos tan difíciles que nos hacen caer, pero no te rindas, con humildad dile al Señor: “Mi Dios creo en ti, pero aumenta mi fe”. Con una fe tan sólida como la de san Juan Bautista podrás estar en paz en medio de cualquier tormenta, no te canses de pedirle al Espíritu Santo que te regale el don de la Confianza en Dios y verás que serás prácticamente invencible ante cualquier persona o problema.
La fe mueve montañas, ¡creelo de corazón!