ARMAS CONTRA SATANÁS
San Pablo nos invita a defendernos del maligno y a luchar como valerosos soldados en esta lucha sin cuartel, que durará toda la vida. Nos dice: "Revestios de la armadura de Dios para que podáis resistir las insidias del diablo, ya que nuestra lucha no es contra la sangre y la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los malos espíritus. Tomad, pues, la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo y vencido todo, os mantengáis firmes. Estad, pues, alerta, ceñidos vuestros lomos con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia y calzados los pies, prontos a anunciar el Evangelio de la paz. Embrazad en todo momento el escudo de la fe, con el que podáis apagar los dardos encendidos del maligno. Tomad el yelmo de la salvación y la espada del espíritu, que es la Palabra de Dios, con toda suerte de oraciones y plegarias, orando en todo tiempo" (Ef 6,10-18).
La victoria está asegurada. "Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Rom 8,31). "Dios nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo... Manteneos firmes e inconmovibles, abundando siempre en toda obra buena, teniendo presente que nuestro trabajo no es vano ante el Señor" (1 Co 15,57-58). La oración
La oración es un arma imprescindible en la lucha sin tregua contra Satanás. También es importante el ayuno, pues algunos demonios sólo pueden ser expulsados con la oración y el ayuno (Mat 17,21). Otra cosa buena es hacer, sobre uno mismo, tres veces la señal de la cruz y repetir: "Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro". Y pedir que nos cubra la sangre de Jesús para que nos proteja de todo mal y de todo poder del maligno. La sangre de Jesús es como una campana infranqueable para el maligno con la cual podemos protegernos nosotros y nuestros familiares. Decir más o menos así: "Señor, cúbreme a mí y a mi familia y a todos los presentes con tu sangre bendita y protégenos de todo poder del maligno". Esta oración de protección con la sangre de Cristo es importantísimo hacerla antes de comenzar cualquier oración de liberación para no ser afectados por efectos negativos.
También es bueno repetir el nombre de JESÚS y MARÍA. Es sabido que los demonios huyen al pronunciar estos nombres santos. Por eso, pronunciar el nombre de Jesús y de María, es como enviar una ráfaga de ametralladora espiritual contra los espíritus malignos que nos rodean. Personalmente, cuando me presento en radio o televisión para alguna entrevista, acostumbro comenzar con "Alabado sea Jesucristo y bendita sea María, Nuestra Madre". Sé que es muy eficaz, porque es como hacer un barrido espiritual para protegerme a mí y a los que me rodean del poder del enemigo.
Otra cosa que resulta ser muy eficaz, cuando el demonio quiere hacernos perder la paz y descontrolarnos por la ira o la impaciencia, es repetir jaculatorias como: "Jesús, yo te amo, yo confío en Ti". Jesús le enseñó a la Venerable Sor Consolata Betrone a repetir constantemente: “Jesús, María, os amo, salvad almas”. Y le dijo que, repitiendo constantemente esta oración, debía hacer de su vida un acto continuo de amor. Para ello, debería evitar todo pensamiento o palabra inútil, pues eso sería “un robo de amor”. Y ella, cuando no podía concentrarse en repetir este acto de amor por hablar con otra persona o por estar dormida, le pedía a su ángel custodio que lo rezara en su lugar. Y Jesús le dijo el 7 de octubre de 1935: “Un acto de amor repara mil blasfemias y decide la eterna salvación de un alma. Por eso, ten remordimiento de perder un solo “Jesús, María, os amo, salvad almas”.
Algo muy importante también es la coronilla del Señor de la misericordia. Según escribe Santa Faustina Kowalska en su Diario, Jesús le dijo: “Hija mía, si se reza esta coronilla al lado de un agonizante, Yo me interpondré entre el Padre y el alma agonizante como Salvador misericordioso... Un día, al entrar a la capilla, el Señor me dijo: Hija mía, ayúdame a salvar a un pecador agonizante. Reza por él esta coronilla que te enseñé. Cuando empecé a rezarla, vi al moribundo en terribles luchas y suplicios. El ángel de la guarda lo defendía, pero estaba como sin fuerza ante la inmensidad de la miseria de esta alma. Una gran cantidad de demonios esperaban. Pero, mientras recitaba la coronilla, vi a Jesús tal cual está pintado en el cuadro. Los rayos, que salían de su Corazón, invadieron al enfermo y las fuerzas de las tinieblas huyeron despavoridas. El enfermo tranquilamente exhaló su último suspiro. Al volver en mí, comprendí cuán importante es la recitación de esta coronilla cerca de los moribundos” (V 140).
También es muy bueno repetir con frecuencia la oración del arcángel San Miguel. Esta oración la compuso el Papa León XIII después de haber tenido una visión sobre los males que vendrían a la humanidad y a la Iglesia, si no se defendían del poder del maligno. Esta visión histórica del Papa León XIII está documentada en "Ephemerides Liturgicae" de 1955. Este Papa mandó que se rezara en todas las misas. Dice así: "San Miguel arcángel, defiéndeme del enemigo y ampárame de todas las asechanzas del maligno. Que Dios te reprima, espíritu maligno, y tú, príncipe de la milicia celestial, arroja con el divino poder a Satanás a lo más profundo del infierno y también a los otros espíritus inmundos, que vagan por el mundo, buscando la perdición de las almas".
Pero no olvidemos que la oración más eficaz y sublime es la santa misa. Otras oraciones para casos especiales pueden ser:
La victoria está asegurada. "Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?" (Rom 8,31). "Dios nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo... Manteneos firmes e inconmovibles, abundando siempre en toda obra buena, teniendo presente que nuestro trabajo no es vano ante el Señor" (1 Co 15,57-58). La oración
La oración es un arma imprescindible en la lucha sin tregua contra Satanás. También es importante el ayuno, pues algunos demonios sólo pueden ser expulsados con la oración y el ayuno (Mat 17,21). Otra cosa buena es hacer, sobre uno mismo, tres veces la señal de la cruz y repetir: "Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro". Y pedir que nos cubra la sangre de Jesús para que nos proteja de todo mal y de todo poder del maligno. La sangre de Jesús es como una campana infranqueable para el maligno con la cual podemos protegernos nosotros y nuestros familiares. Decir más o menos así: "Señor, cúbreme a mí y a mi familia y a todos los presentes con tu sangre bendita y protégenos de todo poder del maligno". Esta oración de protección con la sangre de Cristo es importantísimo hacerla antes de comenzar cualquier oración de liberación para no ser afectados por efectos negativos.
También es bueno repetir el nombre de JESÚS y MARÍA. Es sabido que los demonios huyen al pronunciar estos nombres santos. Por eso, pronunciar el nombre de Jesús y de María, es como enviar una ráfaga de ametralladora espiritual contra los espíritus malignos que nos rodean. Personalmente, cuando me presento en radio o televisión para alguna entrevista, acostumbro comenzar con "Alabado sea Jesucristo y bendita sea María, Nuestra Madre". Sé que es muy eficaz, porque es como hacer un barrido espiritual para protegerme a mí y a los que me rodean del poder del enemigo.
Otra cosa que resulta ser muy eficaz, cuando el demonio quiere hacernos perder la paz y descontrolarnos por la ira o la impaciencia, es repetir jaculatorias como: "Jesús, yo te amo, yo confío en Ti". Jesús le enseñó a la Venerable Sor Consolata Betrone a repetir constantemente: “Jesús, María, os amo, salvad almas”. Y le dijo que, repitiendo constantemente esta oración, debía hacer de su vida un acto continuo de amor. Para ello, debería evitar todo pensamiento o palabra inútil, pues eso sería “un robo de amor”. Y ella, cuando no podía concentrarse en repetir este acto de amor por hablar con otra persona o por estar dormida, le pedía a su ángel custodio que lo rezara en su lugar. Y Jesús le dijo el 7 de octubre de 1935: “Un acto de amor repara mil blasfemias y decide la eterna salvación de un alma. Por eso, ten remordimiento de perder un solo “Jesús, María, os amo, salvad almas”.
Algo muy importante también es la coronilla del Señor de la misericordia. Según escribe Santa Faustina Kowalska en su Diario, Jesús le dijo: “Hija mía, si se reza esta coronilla al lado de un agonizante, Yo me interpondré entre el Padre y el alma agonizante como Salvador misericordioso... Un día, al entrar a la capilla, el Señor me dijo: Hija mía, ayúdame a salvar a un pecador agonizante. Reza por él esta coronilla que te enseñé. Cuando empecé a rezarla, vi al moribundo en terribles luchas y suplicios. El ángel de la guarda lo defendía, pero estaba como sin fuerza ante la inmensidad de la miseria de esta alma. Una gran cantidad de demonios esperaban. Pero, mientras recitaba la coronilla, vi a Jesús tal cual está pintado en el cuadro. Los rayos, que salían de su Corazón, invadieron al enfermo y las fuerzas de las tinieblas huyeron despavoridas. El enfermo tranquilamente exhaló su último suspiro. Al volver en mí, comprendí cuán importante es la recitación de esta coronilla cerca de los moribundos” (V 140).
También es muy bueno repetir con frecuencia la oración del arcángel San Miguel. Esta oración la compuso el Papa León XIII después de haber tenido una visión sobre los males que vendrían a la humanidad y a la Iglesia, si no se defendían del poder del maligno. Esta visión histórica del Papa León XIII está documentada en "Ephemerides Liturgicae" de 1955. Este Papa mandó que se rezara en todas las misas. Dice así: "San Miguel arcángel, defiéndeme del enemigo y ampárame de todas las asechanzas del maligno. Que Dios te reprima, espíritu maligno, y tú, príncipe de la milicia celestial, arroja con el divino poder a Satanás a lo más profundo del infierno y también a los otros espíritus inmundos, que vagan por el mundo, buscando la perdición de las almas".
Pero no olvidemos que la oración más eficaz y sublime es la santa misa. Otras oraciones para casos especiales pueden ser:
SEÑOR JESÚS, CÚBREME CON TU SANGRE BENDITA DERRAMADA EN LA CRUZ Y POR TUS MÉRITOS INFINITOS Y LA INTERCESIÓN DE MARÍA Y DE TODOS LOS SANTOS Y ÁNGELES, TE PIDO QUE ME PROTEJAS DE TODO MAL Y DE TODO PODER DEL MALIGNO, A MÍ Y A TODOS MIS AMIGOS Y FAMILIARES.
JESÚS, YO RENUNCIO A SATANÁS Y A TODAS SUS OBRAS, A TODA SUPERSTICIÓN, ASTROLOGÍA, BRUJERÍA, MAGIA, ADIVINACIÓN, ESPIRITISMO U OCULTISMO. RENUNCIO AL USO DE AMULETOS, TALISMANES O FETICHES. RENUNCIO A TODA VINCULACIÓN CON EL MALIGNO EN QUE HAYA PODIDO ESTAR YO O MIS ANTEPASADOS. ROMPE, JESÚS, TODA VINCULACIÓN CON SATANÁS QUE PUEDA HABER EN MI VIDA O EN LA DE MI FAMILIA. ROMPE TODA INFLUENCIA MALÉFICA QUE HAYAN PODIDO HACERNOS A TRAVÉS DE MALDICIONES, MALEFICIOS O DE OTRAS COSAS CON LA INTERVENCIÓN DE SATANÁS. LIBÉRAME DE TODO MAL Y DAME TU PAZ Y TU AMOR EN MI CORAZÓN.
JESÚS, PON SOBRE MÍ Y SOBRE MI FAMILIA Y SOBRE TODAS NUESTRAS COSAS (CASA, TRABAJO, COCHE... ) TU SELLO BENDITO PARA QUE TODO ESPIRITU MALIGNO RECONOZCA QUE SOMOS TUYOS Y QUEREMOS SERLO AHORA Y PARA SIEMPRE. JESÚS, MARCA MI VIDA Y TODAS MIS COSAS CON TU SANGRE
JESÚS, YO RENUNCIO A SATANÁS Y A TODAS SUS OBRAS, A TODA SUPERSTICIÓN, ASTROLOGÍA, BRUJERÍA, MAGIA, ADIVINACIÓN, ESPIRITISMO U OCULTISMO. RENUNCIO AL USO DE AMULETOS, TALISMANES O FETICHES. RENUNCIO A TODA VINCULACIÓN CON EL MALIGNO EN QUE HAYA PODIDO ESTAR YO O MIS ANTEPASADOS. ROMPE, JESÚS, TODA VINCULACIÓN CON SATANÁS QUE PUEDA HABER EN MI VIDA O EN LA DE MI FAMILIA. ROMPE TODA INFLUENCIA MALÉFICA QUE HAYAN PODIDO HACERNOS A TRAVÉS DE MALDICIONES, MALEFICIOS O DE OTRAS COSAS CON LA INTERVENCIÓN DE SATANÁS. LIBÉRAME DE TODO MAL Y DAME TU PAZ Y TU AMOR EN MI CORAZÓN.
JESÚS, PON SOBRE MÍ Y SOBRE MI FAMILIA Y SOBRE TODAS NUESTRAS COSAS (CASA, TRABAJO, COCHE... ) TU SELLO BENDITO PARA QUE TODO ESPIRITU MALIGNO RECONOZCA QUE SOMOS TUYOS Y QUEREMOS SERLO AHORA Y PARA SIEMPRE. JESÚS, MARCA MI VIDA Y TODAS MIS COSAS CON TU SANGRE
BENDITA PARA QUE TODO LO QUE SOY Y TENGO SEA TUYO Y PARA TI, AHORA Y PARA SIEMPRE.
JESÚS, YO TE PROCLAMO COMO MI SEÑOR Y EL DE MI FAMILIA. YO TE AMO Y YO CONFÍO EN TI. AMÉN. AMÉN.
JESÚS, YO TE PROCLAMO COMO MI SEÑOR Y EL DE MI FAMILIA. YO TE AMO Y YO CONFÍO EN TI. AMÉN. AMÉN.